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Artículo. Salir a no encajar VS Salir a meter más goles que el rival

Vimos en un artículo anterior que la fijación de objetivos es una de las principales y más útiles herramientas para despertar la motivación intrínseca de las personas. Cuando una persona tiene un objetivo bien definido en el que cree y que realmente desea, su motivación intrínseca se despierta de forma automática.

Sin embargo, los objetivos tienen otro aspecto a tener muy en cuenta y es que así como pueden ser nuestra principal arma de motivación, también pueden ser una pesada mochila que arrastrar. Cuando una persona tiene una gran ilusión por un objetivo y, de repente interpreta que ya no puede conseguirlo, en ese momento se viene abajo, todos los esfuerzos y actividades que realizaba en pro del objetivo ya no tienen sentido y la persona se deja ir.

Así pues, y conociendo estos 2 aspectos de los objetivos, hay que tener muchísimo cuidado a la hora de definir el objetivo del equipo o de cualquier jugador a lo largo de un partido. Dado que el futbol no permite tiempos muertos y, por tanto, durante 45 minutos el entrenador no va a poder volver a hablar con sus jugadores, hemos de procurar poner objetivos que, como mínimo puedan durar vivos esos 45 minutos. Me explico con un ejemplo:

Octavos de la Europa League 2014-2015: Villarreal – Sevilla. El grandísimo entrenador Marcelino García Toral, una de mis referencias españolas, pasó la semana entera recalcando a los medios y a sus jugadores que el objetivo era no encajar gol en casa, no encajar gol. El partido comenzó y a los 13 segundos el Sevilla marcó un gol. A partir de ese momento hay unos minutos de auténtico caos en el Villarreal, que antes del minuto 30 ya perdía por 0 goles a 2.

¿Qué pasó aquí? Los jugadores tenían un gran objetivo que perseguir: no encajar gol. Y más allá de si este objetivo fomenta o no la motivación intrínseca (para mí no lo hace), lo que está claro es que a los 13 segundos este objetivo se tornó en imposible. Nada más empezar el partido los jugadores ya sabían que no iban a conseguir el objetivo, con lo que esto provoca tal como hemos comentado y que se vio clarísimamente en el partido: algunos de ellos se dejaron ir.

¿Qué hay que hacer entonces? Bueno, en otro artículo de este blog explico que características debe tener un objetivo para estar bien definido. ¿En este caso cual debía ser el objetivo? El objetivo era pasar la eliminatoria. ¿Qué se necesitaba para lograrlo? Esa es la pregunta clave y la respuesta a ella marcará el objetivo concreto para el primer partido: ¿Qué se necesitaba? Si respondes que lo que se necesitaba era no encajar y fijas ahí el objetivo, te estás poniendo en manos del azar, estás contrayendo un grave riesgo, el riesgo de que te marquen y te quedes sin objetivo que perseguir. Por el contrario, si la respuesta a la pregunta de qué se necesita para pasar es: meter más goles que el rival, ya pones el foco en el interior, en lo que tú puedes hacer. Y no sólo eso, sino que defines un objetivo que siempre va a estar vivo en la mente de tus jugadores. Meter más goles que el rival. Lógicamente, si el rival no te marca tienes más opciones de pasar, pero bajo mi punto de vista, el objetivo no puede ser “no recibir goles”. Ese objetivo quita ilusión. No está redactado en positivo! No te incita a la acción! Meter un gol más. Eso da ilusión a un futbolista y hace que aunque te metan un gol, tu sigas y sigas persiguiendo el objetivo que siempre es viable, siempre, y más aún si te marcan a los 13 segundos! ¡Fijaros el cambio! En el objetivo no encajar, si te meten un gol adiós objetivo. En el objetivo marcar más goles que el rival, aunque te metan 2 goles tú estás preparado psicológicamente para seguir peleando porque sigue siendo viable conseguirlo! La diferencia psicológicamente es brutal.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. Características que debe cumplir una meta bien definida

Ahora que llega el año nuevo, no dejes de establecer nuevas metas y objetivos. Os dejamos un nuevo artículo de Juan Bernat.

CARACTERÍSTICAS QUE DEBE CUMPLIR UNA META BIEN DEFINIDA

La definición de metas y objetivos es una de las herramientas clave de que disponemos para aumentar la motivación intrínseca de la persona. Una meta bien definida es una fuente de energía sin igual. Una meta bien definida nos mueve por dentro, nos enciende, nos empuja a trabajar, nos dice a qué hora debemos levantarnos y a qué hora debemos acostarnos, nos levanta cuando caemos. Su poder es enorme. Se dice que no hay personas perezosas, sino personas con metas que no les despiertan inspiración.

Pero para que la meta tenga este poder sobre nosotros debe cumplir una serie de criterios:

  1. No impuesta, es decir, debemos definirla nosotros. Nosotros somos los que sabemos lo que nos mueve por dentro, el entrenador no lo sabe, el presidente no lo sabe. Así que, si quieres que un jugador se ponga una meta que actúa de factor energético sobre él, deja que se la fije él mismo.
  2. La meta debe estar expresada en positivo. Si queremos que ejerza de factor atractor, no debe ni puede estar expresada en negativo. De la negatividad huimos por naturaleza. Parece obvio pero os puedo enumerar cientos de metas negativas: no llegar tarde a ningún entrenamiento (en lugar de llegar puntual a todos los entrenamientos), fallar menos del 20 % de los tiros libres (en lugar de convertir un 80 % o más de los tiros libres), no perder la pelota (en lugar de mantener la posesión), no nos relajamos (en lugar de mantenemos la concentración y tensión)
  3. La meta debe cumplir el acrónimo SMART:
    1. eSpecífica quiere decir que está claramente determinada, es decir, en un equipo de futbol no vale decir quedar lo más arriba posible. ¡Qué significa eso? Quedar entre los 5 primeros y llegar como mínimo a cuartos de final en Copa del Rey, eso sí es específico.
    2. Medible: Quiere decir que es fácilmente objetivable y demostrable su cumplimiento o no cumplimiento. Es decir, un 3º sabe perfectamente si se ha conseguido o no. Para un jugador no sería medible la meta de hacer todo lo que esté en mi mano por meter un gol. ¿cómo sabe un 3º que has hecho todo lo posible? Una medible sería disparar 7 veces este partido.
    3. Alcanzable: muy importante. Ya hemos comentado que la meta es una herramienta impresionante para motivar a una persona o equipo, pero OJO, porque también puede tener el efecto contrario. Si nos ponemos una meta muy ilusionante pero demasiado alta e inalcanzable, a medida que nos alejemos de ella nuestra motivación irá cayendo en picado y, seguramente ni siquiera conseguiremos el objetivo inmediatamente inferior al que perseguíamos. Por eso es tan importante que la meta sea alcanzable y vaya progresando poco a poco conforme consolidamos objetivos. Los jugadores estarán mucho más enchufados, su motivación siempre irá hacia arriba y encima se reforzará su autoestima porque todo lo que sea cumplir objetivos les hará sentir que están haciendo un buen trabajo. Es el clásico partido a partido! Es muy importante definir bien la meta para que sea de verdad lo que nos impulsa a correr más rápido y no una pesada losa que arrastrar. La meta puede ser nuestra gran fuente de energía para correr más rápido que los demás o nuestro gran peso que nos haga correr más despacio si a mitad de camino vemos que no es viable.
    4. Retadora: Por supuesto la meta tiene que ser alcanzable, aunque eso no quiere decir que sea fácil, tiene que suponernos un reto importante, pero eso sí, hemos de estar convencidos de que con esfuerzo la vamos a lograr, de que si ponemos todo nuestro empeño, es viable su consecución.
    5. con plazo Temporal claro: quiere decir que ponemos una fecha clara en la que tenemos que lograr la meta. El objetivo no puede ser “hacer las cosas bien los próximos años para ir a Europa, para ascender, para….” El objetivo debe tener una fecha concreta, de lo contrario nunca lo alcanzaremos, encontraremos excusas para posponerlo.

Así pues y resumiendo, para que una meta cumpla su función y despierte la motivación intrínseca debe ser: no impuesta, positiva, específica, medible, alcanzable, retadora y con plazo temporal.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. El entrenador con el síndrome de la Playstation

¿Qué es el síndrome de la PlayStation?

Me he inventado este nombre para definir a los entrenadores que creen que sus jugadores son robots que pueden manejar con un mando inalámbrico y a los que se dedican a dar órdenes, no ya tácticas, sino sobre la forma en que deben actuar cada vez que les llega el balón. Frases del estilo: “controla con el pecho, bájala y dásela a pepito” “písala y al portero” “recorta y al centro”…

Estas frases son tremendamente molestas para cualquier jugador de futbol. Y no solo eso, son claramente perjudiciales para su rendimiento y eso está demostrado a nivel científico.

Cuando una persona ya domina una actividad (y claramente un jugador de futbol de 1ª división domina su actividad), no debe pensar en lo que hace. ¿Qué quiero decir? Pues eso, no debe pensar en absoluto. Su cerebro sabe de sobra lo que tiene que hacer. Lo procesa todo de forma automática. En el momento que el jugador profesional se dedique a pensar en cómo va a hacer lo que va a hacer, empeorará su rendimiento de forma crítica.

¿Por qué sucede esto?

El cerebro vive de oxígeno y glucosa. Consume el 20% del oxígeno utilizado por el cuerpo y nada más y nada menos que 400 kcal al día (quinta parte de una dieta normal!). Pensar cansa!

Y como pensar cansa, el cerebro, que es muy listo, y no quiere consumir energía por consumir, dispone de 2 vías por las que procesar la información y dar órdenes de actuación:

La vía A, la descendente es la que usamos cuando somos inexpertos. Es aquella en la que participa la corteza frontal, que es la sede del pensamiento racional y calculador. Es la que usamos cuando estamos aprendiendo a hacer algo y no lo tenemos internalizado. Esta vía es de gran consumo de recursos y nos obliga a poner total atención en lo que estamos haciendo.

La vía B es la que utilizamos cuando una acción la hemos repetido cientos de veces, y ya no nos damos ni cuenta de cómo lo hacemos. Esa acción es automática. Esta vía B libera la corteza frontal, la parte racional, y consume muchos menos recursos. Es muchísimo más rápida y efectiva para realizar cualquier tipo de actividad. Cuando la utilizas no piensas, sencillamente ejecutas, y lo haces bien. Cualquier futbolista profesional que lleva años haciendo esa actividad no necesita pensar lo que tiene que hacer cuando le llega el balón, sencillamente lo sabe. Si se para a pensar en cómo hacer lo que desea y no digamos ya si recibe un mensaje contradictorio del entrenador, es cuando duda y pierde esos preciosos segundos que marcan la diferencia. El futbolista tiene que fluir, tiene que hacer lo que siente. Su cerebro va a ir solo y le va a indicar la mejor opción. Seguro.

Esto se demostró, entre otros, en un experimento con jugadores de golf de élite y jugadores amateur. Para ello se midió el rendimiento en 2 situaciones distintas: en la 1ª situación se les pidió a los jugadores que explicaran con todo detalle como era su golpe, lo desagregaran en unidades simples y prestaran atención a cada una de esas unidades antes de golpear. En la 2ª situación se les pidió que se pusieran de espaldas a la pelota y al oír un silbato se giraran rápidamente y golpearan sin pensar. ¿Resultado? Los jugadores de élite rindieron mucho mejor cuando no pensaban. Los jugadores amateur, todo lo contrario, rendían mejor cuando se fijaban en la técnica y golpeaban despacio.

Conclusión: Si eres entrenador, deja a tu jugador que haga lo que siente o tus palabras serán contraproducentes. Si eres jugador, se automático, fluye, no pienses en cómo vas a hacer lo que has pensado hacer, sencillamente hazlo.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. La diferencia entre creer que tu delantero es un perro o un gato

A todos nos vienen a la mente nombres de jugadores que no destacaban en un equipo y que con la llegada de un nuevo entrenador se convierten en estrella. O jugadores que rendían a grandísimo nivel y la llegada de un nuevo entrenador les condena al banquillo. ¿A qué se debe esto?

Por supuesto los aspectos tácticos y sistemas de cada entrenador tienen mucho que ver, pero este asunto tiene también una vertiente psicológica. Vertiente psicológica que podemos entender comprendiendo cómo interactúan entre sí 3 efectos psicológicos: efecto pigmalion, eficacia perceptiva y defensa perceptiva.

El efecto pigmalion viene a decir que, ante nosotros, las personas van a acabar comportándose tal y como esperamos que se comporten. Es decir, tenemos la capacidad, y más si somos el jefe, de condicionar sobre manera las conductas y rendimiento de una persona para que se ajuste a lo que esperamos de ella. Si esperamos que sea un gran delantero lo será, si esperamos que sea un lateral sin capacidad defensiva lo será, si esperamos que sea el conflictivo del vestuario lo será, si esperamos que sea el líder lo será etc. Para bien o para mal.

¿Y por qué ocurre esto?

Porque como nuestro cerebro es incapaz de procesar toda la información que recibe, se tiene que centrar en lo que considera más importante. De ahí que determinadas acciones pasen desapercibidas para nuestro cerebro y de otras siempre se de cuenta. Por eso, el cerebro sufre 2 efectos:

  • Eficacia Perceptiva. En base a este efecto, si esperamos algo bueno de una persona nuestro cerebro sólo va a percibir lo que esa persona haga bien y pasará por alto todo lo que haga mal a no ser que sea muy, muy llamativo. De esta forma, reforzamos nuestras expectativas y si creemos que un jugador es un buen delantero pasaremos por alto sus fallos y ensalzaremos sus aciertos.
  • Defensa Perceptiva. Lo contrario. Si esperamos algo malo de una persona estaremos atentos sólo a lo que haga mal. De esta forma, si esperamos que una persona sea la conflictiva del vestuario, cualquier acción que en otra persona pasaría desapercibida, cuando la haga este jugador la interpretaremos mal y nuestro cerebro nos reafirmará en nuestra expectativa.

¿Y cómo afectan estos efectos en la gestión de la plantilla?

Como nuestras expectativas como entrenador se van reforzando, nosotros nos comportaremos de diferente forma con cada jugador. Y a su vez el jugador, influido por nuestro comportamiento, tendrá unas conductas condicionadas que tenderán a reafirmar nuestra opinión. Por ejemplo:

Por cualquier causa o comentario aislado al poco de conocerse, el entrenador piensa que un jugador está descontento, que no comulga con sus ideas y que está deseando que lo despidan; ante ese pensamiento el entrenador se pone a la defensiva con el jugador, apenas habla con él, no lo considera de su confianza y lo va aislando; esto provoca que el jugador comience a encerrarse en sí mismo, a pensar que el entrenador le tiene manía y a no habla con él y quejarse de su situación con los compañeros… Sin darse cuenta, el entrenador ha contribuido con sus actos a que el jugador le reafirme su opinión inicial.

También puede ocurrir al contrario: el entrenador llega nuevo al equipo y piensa que un jugador en concreto es el líder del grupo, entonces le da galones, confianza plena, le perdona el error…; esto da lugar a que el jugador se sienta plenamente respaldado por el entrenador, se crezca, le respete y lo de todo por liderar a sus compañeros. De nuevo, en base al pensamiento prejuicioso del entrenador, se cumplen los pronósticos y ese jugador aunque no lo era, se convierte en líder.

Otro ejemplo: el entrenador piensa, y lo dice públicamente ante la prensa, que su delantero centro es un gato y que a cazar se va con perros. Lógicamente, ese delantero centro hace menos goles esa temporada que cuando viene un entrenador y dice que no quiere fichar otro delantero centro porque considera que este es de los mejores del mundo y le reta a meter 25 goles.

Así pues, los entrenadores tienen un poder extraordinario. Tienen la capacidad de que sus jugadores se vean a sí mismos como él los ve. Hay que manejar adecuadamente este poder. Y hay que saber de la existencia de estos efectos para utilizarlos en el bien de equipo, para conseguir con ellos que los jugadores se vean, gracias a ti, más grandes, más capaces.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. Cuando dar el once inicial: La importancia del calentamiento mental

El 21 de noviembre de 2015 se jugaba en liga el gran partido, el clásico Real Madrid – Barcelona. El Real Madrid llegaba al partido 3 puntos por debajo del Barcelona y en racha descendente tras perder su último partido frente al Sevilla. El Barça llegaba con un Neymar pletórico y el equipo se había hecho fuerte tras la lesión de Messi. El Real Madrid fue arrasado del campo y perdió el partido 0 a 4. Al día siguiente, el diario Marca daba una noticia sorprendente. Según esta noticia, el entrenador del Real Madrid, Rafa Benitez, comunicó el once inicial a sus jugadores cuando restaba 1 hora escasa para el inicio del partido. De ser esto cierto, el gran Benitez cometió un gran error. Dejarme que os cuente un experimento muy famoso que se realizó en el año 1984 y que creo que muestra en plenitud la importancia que tiene la adecuada preparación mental antes de afrontar un evento:

  • Dos peces macho de una especie que ataca a los de su mismo género, fueron ubicados cada uno en un extremo de un acuario y separados por una pared opaca y móvil. Los peces no se veían hasta que los experimentadores abrían la pared.
  • Cuando se abría la pared, y los peces se veían, se lanzaban el uno a por el otro y comenzaban una lucha hasta la muerte o la huída de uno de ellos. Unas veces ganaba uno de los peces y en otras ocasiones el otro.
  • Sin embargo, los experimentadores introdujeron una variante. Comenzaron a avisar a uno de los peces, siempre el mismo, iluminando su pecera instantes antes de la apertura de la puerta.
  • De esta forma, y al cabo de unas cuantas repeticiones, ese pez asoció la luz con la lucha y disponía de un tiempo extra, antes de que se abriera la puerta, para activarse y prepararse para la lucha. A partir de ese momento, el pez comenzó a ganar todas sus batallas, uno detrás de otro vencía a todos los peces por su mayor activación y agresividad.
  • Sin embargo, y aquí viene lo interesante, un día dejaron de avisar a este pez antes de la pelea y entrenaron a otro para que se activara ante la presencia de la luz. En ese momento, cuando se abrió la compuerta, nuestro querido pez, aquel que siempre ganaba, fue derrotado por el nuevo competidor. No se esperaba el ataque y no estaba preparado para él como sí lo estaba el otro pez.

Este experimento demuestra clarísimamente la gran ventaja que aporta afrontar la competición con la adecuada preparación mental o no hacerlo. Bajo mi punto de vista, en un partido tan importante los jugadores que van a jugar deben conocerlo con mucha antelación. Los jugadores no pueden estar una hora antes del partido con las dudas y la tensión de si jugarán o no, eso desgasta mucho y no pone el foco en prepararse para el partido, sino en esperar para saber si eres o no el elegido. Esto es así, nos guste o no. Creo que lo que se ha de hacer es lo contrario, dar plena confianza a los jugadores que van a jugar y dedicar los últimos dos días a reforzar esa confianza, a dejarles claro que son los elegidos para esa batalla, que son los hombres idóneos para llevar al equipo a la victoria. De lo contrario, perjudicas tanto a los que juegan porque no tienen la preparación mental adecuada, como a los que no juegan, que se sienten decepcionados y tristes a tan sólo una hora del partido y no van a ser capaces de recuperarse y concienciarse para estar listos si el equipo los necesita.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. Cuando la ilusión de ganar se transforma en el miedo a perder

Os presentamos el quinto y último artículo de la serie de artículos sobre coaching de Juan Bernat. Disfrútenlo.

CUANDO LA ILUSIÓN DE GANAR SE TRANSFORMA EN EL MIEDO A PERDER

Hay determinadas situaciones en el mundo del deporte en las que cuando parece que lo tenemos todo para ganar, cuando está casi hecho, cuando somos los claros favoritos y solo tenemos que seguir igual… perdemos.

  1. Un equipo siente que ha estado haciendo las cosas bien, está muy cerca de su objetivo, lo ve casi ganado y siente que ya está en un punto en que, al sentirlo ganado, solo puede perder. Ejemplo: Equipo que va líder todo el campeonato, que con una victoria más lo consigue matemáticamente pero que si no puntúa puede perderlo.
  2. Sucede también cuando el ganar se convierte en lo normal: es decir, si ganas es tu obligación, es lo normal, no estás consiguiendo nada, pero si pierdes…

En ambos casos el jugador siente que solo puede perder: en el primer caso porque siente que puede perder algo que ya ve como suyo, en el segundo porque ganar no significa nada.

Todo esto tiene un efecto pernicioso y muy peligroso: eliminamos la ilusión (que es el principal motor para hacer algo) y la transformamos en miedo a la pérdida. A partir de este pensamiento, lo que antes era fácil ahora se vuelve complicado y lo complicado se transforma en imposible. ¿Por qué?

Lo que sucede en estas situaciones es que el jugador “adelanta acontecimientos”. Es decir, su mente no está en el momento presente sino que está pensando en el futuro. Empieza a pensar en las consecuencias que tendría un error, en que hay que aguantar como sea, en qué pasará si se le escapa el partido y pierde, etc. Todos estos pensamientos tienen dos consecuencias inmediatas.

  • La primera que la concentración no es la correcta ya que no se está pensando en el momento presente sino en acontecimientos futuros.
  • La segunda es que el nivel de activación sube, sobrepasa su zona óptima y el jugador se pone más nervioso de lo habitual. Estos nervios también influyen negativamente sobre la concentración, ya que se está más pendiente de tranquilizarse que de cómo jugar.

¿Qué podemos hacer para evitarlo?

  • Para intentar evitar que ocurra la cadena de acontecimientos, lo primero que hay que hacer es eliminar de la mente todos los pensamientos futuros. Céntrate solamente en el presente, AQUÍ y AHORA.
  • Céntrate en escuchar tu respiración. Tú y tu respiración solos. Óyela.
  • No cambies tu estrategia de juego. Muchos jugadores a partir de ese momento, en lugar de centrarse en seguir jugando bien, comienzan a centrarse en no fallar. Gran error por las consecuencias psicológicas que esto conlleva y de las que hablaremos en otro artículo.

Por último y sobre todo:

  • Date cuenta que no puedes perder nada porque no tienes nada. Aún no has logrado nada. Sólo puedes que ganar. No puedes perder lo que nunca has tenido.
  • Dale valor a la victoria. No te dejes arrastrar por el pensamiento de que ganar es lo normal. Búscale el valor a la victoria y engrandécelo.
Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. ¿Es bueno imaginar jugadas antes o durante un partido?

A continuación os presentamos el cuarto artículo de la serie de Juan Bernat.

¿ES BUENO IMAGINAR JUGADAS ANTES O DURANTE UN PARTIDO?

A la imaginación y desarrollo de jugadas en competición o antes de esta se le llama técnicamente visualización. La visualización puede servirte de ayuda para rendir en situaciones concretas de entrenamiento o competición. Numerosas estrellas del deporte han empleado esta técnica para mejorar sus marcas y actuaciones deportivas.

La buena noticia es que todos poseemos este don natural para visualizar. Lo único que hace falta es entrenar y utilizarlo de forma correcta para tu beneficio.

¿Qué quiere decir de forma correcta? Hay 2 aspectos que hay que tener muy en cuenta a la hora de practicar la visualización:

  1. Visualizar no es cerrar los ojos e imaginarse jugando. Es mucho más que eso. Aunque se le llama visualización porque predomina el sentido de la vista, una visualización bien hecha sumerge totalmente a la persona en la historia de forma que utiliza absolutamente todos los sentidos. El jugador: huele el césped, oye al público, siente la goma del pantalón apretándole… y por supuesto ve al rival y la jugada. Es fundamental para hacer la visualización de forma correcta, sentir y vivir internamente lo que estás concibiendo mentalmente. En esta parte está la clave: emocionarse, vivirlo realmente.

Además, para que la visualización tenga éxito, debes realizarla en momentos en los que tu mente esté más receptiva y preparada para ello. Los mejores momentos son aquellos en que nuestra mente está más relajada, habitualmente son los momentos antes de dormirnos, los primeros momentos del despertar al nuevo día, o después de ejercicios de relajación o meditación.

Por último y también muy importante, lo ideal es visualizar en primera persona, no vernos desde fuera sino verlo todo con nuestros propios ojos.

  1. La visualización es tan real en cuanto a sus órdenes al cerebro, que si practicamos la visualización y lo hacemos con una mala técnica, no sólo no mejoraremos sino que empeoraremos. Me explico: el gran secreto de por qué funciona la visualización es porque activa exactamente las mismas áreas del cerebro excepto en el último paso, la inervación del movimiento. Esto implica que visualizar bien equivale, en un porcentaje muy alto, a entrenar ejecutando realmente. El cerebro actúa, salvo en una última orden, exactamente como si estuvieras viviendo realmente lo que estás visualizando. Por tanto, si tu técnica es mala y la repites una y otra vez en tu mente, estarás ensayando con tu cerebro una mala acción y tus resultados reales empeoraran.

Ejemplo: con visualización correcta se consiguió en la Universidad de Carolina del Norte mejorar en un 7 % la efectividad de los tiros libres. Por otro lado, se realizó una visualización con técnica de tiro incorrecta a propósito y en este caso el porcentaje de acierto sufrió un clarísimo descenso.

Por tanto, ¿la visualización es buena? Buenísima, pero solo cuando se visualiza de forma adecuada y consciente comienzas a producir resultados extraordinarios.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. ¿Por qué a veces en mitad de un partido se nos va la cabeza?

Tercer artículo de la serie enviada por el coach Juan Bernat. Disfrútenlo.

¿POR QUÉ A VECES EN MITAD DE UN PARTIDO SE NOS VA LA CABEZA?

Para poder hacer uso de la capacidad de autocontrol, necesitamos recurrir a una zona del cerebro llamada corteza prefrontal ventrolateral y que yo, coloquialmente, llamo “el freno de mano”. La capacidad de autocontrol la tenemos todos, pero hay varios factores que nos boicotean y provocan que, en momentos puntuales, ese freno de mano no funcione bien.

  1. El nivel de activación. Si nuestro nivel de activación es muy elevado y estamos excesivamente nerviosos o ansiosos, puede ocurrir que una cosa que hay en los 2 hemisferios del cerebro y que se llama amígdala tome el control total del cerebro. En ese caso lo que pasa es que desconecta la corteza prefrontal (la que utilizamos para pensar fríamente y en la que se encuentra el “freno de mano”) y nos transforma en animales de impulsos (lucha o huye). Reacciones primarias. Está desconexión se produce sobre todo en 2 situaciones: miedo o ira extrema. Así pues, si estas cabreado con el árbitro o, por alguna razón te sientes amenazado y tienes miedo, existen más probabilidades de que se te vaya la cabeza.
  2. El desgaste. La corteza prefrontal (lugar en el que se encuentra el “freno de mano”), necesita mucha energía para poder funcionar. El cerebro consume un 20 % del oxígeno que respiramos y la cuarta parte de las kilocalorías aportadas por una dieta normal. Esto implica que nuestra capacidad de autocontrolarnos se va desgastando cada vez que utilizamos el freno de mano y a medida que estamos más fatigados. ¿Os acordáis de la prórroga de la final del mundial 2006 y del cabezazo de Zidane a Materazzi? ¿Hubiera reaccionado igual Zidane ante Materrazzi si le hubiera insultado en el minuto 1? Creo que no, porque:
    1. A más utilizamos el freno de mano, mayor degaste y mayor probabilidad de que más adelante me haga falta y ya no funcione. Cada vez que frenamos una tentación nos cuesta más de frenar la siguiente. Esto es así y está estudiado.
    2. Además, a más cansados estamos, menos fuerzas tenemos para ponerlo en marcha.

En definitiva, el “freno de mano” puede no funcionar bien ante la fatiga física, ante la fatiga mental o ante una elevada activación. Es por esto por lo que los jugadores que juegan muy activados, que se ponen como una moto en seguida, son mucho más proclives a sufrir estas “desconexiones”.

Consejo: Para evitar que se desconecte el freno de mano, hemos de activar la corteza prefrontal, la parte racional de nuestro cerebro, para ello, oblígate a pensar. Por ejemplo, haz una suma 83+71. En ese momento tu cerebro racional se conectará y recuperará el control de lo que sucede. No es ninguna tontería. Pruébalo.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. Cómo aumentar la efectividad a balón parado

A continuación os dejamos el segundo artículo de la serie de Juan Bernat. Esperamos que lo disfruten.

CÓMO AUMENTAR LA EFECTIVIDAD A BALÓN PARADO

Cristiano Ronaldo realiza siempre las mismas conductas y movimientos antes de golpear el balón en un lanzamiento de falta. ¿Tiene esto algún sentido? ¿Es puro marketing?

Lo que hace Cristiano tiene mucho sentido. Emplea una técnica que algún coach o psicólogo le debe haber enseñado y que se llama rutina pre-golpeo.

¿Qué es una rutina de pre-golpeo?

Una rutina es una secuencia ordenada de pensamientos y conductas que realiza siempre igual el deportista para preparar y ejecutar una acción deportiva.

¿Para qué sirve?

  • Conseguir el estado emocional y mental óptimo antes de la acción. Máxima confianza en nuestras posibilidades.
  • Hacer frente a la presión. No dejar hueco a la entrada de pensamientos perjudiciales al tener al cerebro ocupado con los movimientos y pensamientos de la rutina.
  • Mantener e incrementar la concentración.
  • Mantener la calma y evitar la precipitación.

Casi todos los grandes deportistas tienen o han tenido rutinas: Nadal antes del saque, Jordan en los tiros libres, Cristiano en las faltas…

¿Cómo debe ser una buena rutina?

  1. Distinguir entre zona de estudio y zona de ejecución. En la zona de estudio el jugador planta el balón y antes de ir a su posición definitiva estudia y decide cómo va a lanzar la falta, penalti o corner. El traslado a la zona de ejecución se hace siempre de la misma forma.
  2. Compromiso con el golpeo. Importante que cuando se va a la zona de ejecución ya sabe exactamente cómo va a lanzar. Se compromete con el golpe y ya no lo cambia pase lo que pase. Pase lo que pase. En el momento se va hacia atrás a la zona de ejecución sabe lo que va a hacer y lo hace. Si por una de aquellas decidiese cambiar, el jugador debe ir a la zona de estudio y repetir la rutina.
  3. Atención interna: respiración. Una vez en la zona de ejecución debemos centrarnos en nuestra respiración, escucharla como mínimo 2 veces. Y esta debe de ser calmada, debemos bajar el nivel de activación.
  4. Por último, se utilizan las técnicas de visualización justo antes de golpear.
  5. Atención externa: fijamos la vista en el balón en futbol.
  6. Golpeo.

Desde aquí animo a todos los entrenadores a que ayuden a los lanzadores de faltas, penaltis o corners de sus equipos a que definan su propia rutina porque su porcentaje de acierto experimentará un incremento importante.

Por cierto, si se me permite, la rutina de Cristiano se puede mejorar.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach