Artículo. Salir a no encajar VS Salir a meter más goles que el rival

Vimos en un artículo anterior que la fijación de objetivos es una de las principales y más útiles herramientas para despertar la motivación intrínseca de las personas. Cuando una persona tiene un objetivo bien definido en el que cree y que realmente desea, su motivación intrínseca se despierta de forma automática.

Sin embargo, los objetivos tienen otro aspecto a tener muy en cuenta y es que así como pueden ser nuestra principal arma de motivación, también pueden ser una pesada mochila que arrastrar. Cuando una persona tiene una gran ilusión por un objetivo y, de repente interpreta que ya no puede conseguirlo, en ese momento se viene abajo, todos los esfuerzos y actividades que realizaba en pro del objetivo ya no tienen sentido y la persona se deja ir.

Así pues, y conociendo estos 2 aspectos de los objetivos, hay que tener muchísimo cuidado a la hora de definir el objetivo del equipo o de cualquier jugador a lo largo de un partido. Dado que el futbol no permite tiempos muertos y, por tanto, durante 45 minutos el entrenador no va a poder volver a hablar con sus jugadores, hemos de procurar poner objetivos que, como mínimo puedan durar vivos esos 45 minutos. Me explico con un ejemplo:

Octavos de la Europa League 2014-2015: Villarreal – Sevilla. El grandísimo entrenador Marcelino García Toral, una de mis referencias españolas, pasó la semana entera recalcando a los medios y a sus jugadores que el objetivo era no encajar gol en casa, no encajar gol. El partido comenzó y a los 13 segundos el Sevilla marcó un gol. A partir de ese momento hay unos minutos de auténtico caos en el Villarreal, que antes del minuto 30 ya perdía por 0 goles a 2.

¿Qué pasó aquí? Los jugadores tenían un gran objetivo que perseguir: no encajar gol. Y más allá de si este objetivo fomenta o no la motivación intrínseca (para mí no lo hace), lo que está claro es que a los 13 segundos este objetivo se tornó en imposible. Nada más empezar el partido los jugadores ya sabían que no iban a conseguir el objetivo, con lo que esto provoca tal como hemos comentado y que se vio clarísimamente en el partido: algunos de ellos se dejaron ir.

¿Qué hay que hacer entonces? Bueno, en otro artículo de este blog explico que características debe tener un objetivo para estar bien definido. ¿En este caso cual debía ser el objetivo? El objetivo era pasar la eliminatoria. ¿Qué se necesitaba para lograrlo? Esa es la pregunta clave y la respuesta a ella marcará el objetivo concreto para el primer partido: ¿Qué se necesitaba? Si respondes que lo que se necesitaba era no encajar y fijas ahí el objetivo, te estás poniendo en manos del azar, estás contrayendo un grave riesgo, el riesgo de que te marquen y te quedes sin objetivo que perseguir. Por el contrario, si la respuesta a la pregunta de qué se necesita para pasar es: meter más goles que el rival, ya pones el foco en el interior, en lo que tú puedes hacer. Y no sólo eso, sino que defines un objetivo que siempre va a estar vivo en la mente de tus jugadores. Meter más goles que el rival. Lógicamente, si el rival no te marca tienes más opciones de pasar, pero bajo mi punto de vista, el objetivo no puede ser “no recibir goles”. Ese objetivo quita ilusión. No está redactado en positivo! No te incita a la acción! Meter un gol más. Eso da ilusión a un futbolista y hace que aunque te metan un gol, tu sigas y sigas persiguiendo el objetivo que siempre es viable, siempre, y más aún si te marcan a los 13 segundos! ¡Fijaros el cambio! En el objetivo no encajar, si te meten un gol adiós objetivo. En el objetivo marcar más goles que el rival, aunque te metan 2 goles tú estás preparado psicológicamente para seguir peleando porque sigue siendo viable conseguirlo! La diferencia psicológicamente es brutal.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach
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