La mano izquierda del entrenador
“El fútbol es de los futbolistas”. Sin duda es una de las frases que se escuchan habitualmente en distintos foros futbolísticos. Y se escucha porque es una de las pocas afirmaciones que se acerca a ser categórica en un mundo, el del fútbol, en el que existen tantas opiniones como personas opinan y todas pueden ser válidas en función del contexto en el que nos encontremos.
Hoy día, podemos encontrar en nuestro país a miles de entrenadores con una gran formación y con la convicción de estar preparados para todo. Por fortuna, esa formación no garantiza que todos ellos vayan a ser buenos entrenadores.
Y digo por fortuna, porque será precisamente esa diversidad de personas la que actúe como elemento diferenciador entre todos esos entrenadores. Misma formación, distintas personas, distintos entrenadores.
Esa es una de las claves que marcan actualmente la diferencia entre los buenos entrenadores y los mejores. Entre los competentes y los que no lo son. La persona que dirige es la que marca, en muchas de las ocasiones, el devenir de un equipo. Y es la persona, porque en muchas ocasiones dejamos de tratar cuestiones meramente futbolísticas para abordar directamente cuestiones de índole personal con nuestros jugadores.
Por lo tanto, gestionar al grupo humano que tenemos frente a nosotros, se convierte a mi modo de ver, en un asunto de máxima prioridad si queremos lograr los máximos éxitos deportivos, pues a pesar de que los jugadores, como afirma Óscar Cano son “los que juegan y los que saben”, el entrenador debe conseguir liderar a ese grupo de jugadores, orientándolos hacia la consecución de unos objetivos comunes para conseguir conformar un equipo como tal.
Y respecto de ese liderazgo habla Graham Taylor, experto en coaching deportivo y cuyas palabras recogen Jones, Armour y Potrac en su libro Sports Coaching Culture, donde explica que, “a menos que la gente esté dispuesta a escucharte, a menos que tú estés preparado para escucharles y entenderlos como personas, el mejor libro de coaching del mundo no te ayudará. Todo gira en torno a las relaciones que tienes con tus jugadores y la confianza que existe entre vosotros. Así es la vida”
Por lo tanto, debemos tener claro el papel que debe desempeñar el entrenador dentro de un equipo de fútbol, asumiendo la dependencia del jugador, sus circunstancias, sentimientos y capacidades, pues son, lo que el propio Óscar Cano denomina “proyectos imaginarios del entrenador”, la falta de empatía o el desconocimiento de la personalidad de cada uno de nuestros jugadores, algunas de las causas más comunes del fracaso de muchos equipos y, con ellos, de sus entrenadores.
Porque cuántas veces no somos capaces de entender una situación y a la persona que la vive, cometiendo el error de hacer lo primero que nos pasa por la cabeza o lo que a nosotros nos gustaría que nos hiciesen en ese momento, dejando de hacer lo que realmente la persona que tenemos enfrente necesita que hagamos. Debemos pues intentar el tratar al jugador como él necesita y no como a nosotros nos gustaría ser tratados en esa situación.
Conocer a nuestros jugadores, nos permitirá adaptar nuestras actuaciones a las circunstancias, evitando otro error muy común como es el de querer tratar a todos por igual, intentando equiparar a un jugador con años de experiencia en el club o la categoría con un recién llegado o con un jugador con dificultades idiomáticas que limitan su capacidad para captar los mensajes que como entrenador le haces llegar. Ser justos con nuestros jugadores no significará siempre el haberlos tratado de igual manera a todos ellos ni, por supuesto, haber dejado a un lado nuestra condición de líderes dentro del grupo.
Así, ese acertar con las necesidades de nuestro jugador será fundamental a la hora de reforzar la confianza en sí mismo, en su papel protagonista dentro del funcionamiento del equipo y en lo que el entrenador le está transmitiendo, ya que como recogen Weinberg y Gould “los deportistas con altos niveles de autoconfianza se fijan objetivos más ambiciosos y responden de forma más eficiente a situaciones complejas y de mayor dificultad.”
Un clima de confianza y cercanía que algunos eruditos en la causa como Paco Jémez consiguen, como afirmó en una entrevista concedida a El País y entre otras muchas cosas, al no tener problemas para ir a tomar cervezas con sus jugadores, pues son todos capaces de entender que “cuando llegamos al trabajo yo soy su jefe y tienen que hacer lo que yo diga”. Cuestiones de un buen líder. Cuestión de mano izquierda.
Referencias
- Cano, O., 2012. El Juego de posición del F.C. Barcelona. Concepto y entrenamiento. MC Sports. Barcelona.
- Jémez, F. 2012. Entrevista al diario El País, 22-09-12
- Jones, R., Armour, K. y Potrac, P.,2004. Sports Coaching Cultures: From Practice to Theory. Routledge. New York.
- Weinberg, R. y Gould, D., 2010. Fundamentos de Psicología del Deporte y del Ejercicio físico. Editorial Médica Panamericana.
Artículo realizado por Diego Cabeza.
Y Creer que ese minúsculo detalle, establece toda la DIFERENCIA.