El concepto de marcaje dentro del colectivo.
El modo como el entrenador enfoca la organización defensiva de su equipo, está íntimamente relacionado con su interpretación del concepto de marcaje. La organización defensiva, los momentos importantes a diferenciar entre los jugadores y las acciones a realizar por cada uno de ellos aisladamente, serán diversas según las referencias defensivas que se consideren y la propia jerarquización de éstas.
Pero, ¿qué pasa normalmente cuando escuchamos la palabra marcaje? La relacionamos a que los jugadores “se peguen” a sus rivales, siguiéndolos en todo momento y aislándose de lo que ocurre a su alrededor, es decir, asilándose del juego. ¿No podríamos tener el balón y el espacio como referencia – objetivo del marcaje? La perspectiva anterior puede ser totalmente válida pero pensamos que es limitativa debido a la complejidad del juego.
Garganta nos dice que “en la perspectiva vigente, <marcar> significa acompañar muy de cerca, y paso a paso, a un adversario, impidiendo o condicionando sus tareas ofensivas”. Teniendo en cuenta esta afirmación la acción de marcaje no es necesariamente a un jugador, por lo que podemos hacer referencia a la defensa en zona. En esta defensa el marcaje del espacio y de las potenciales líneas de pase es lo primordial, es decir, más que marcar a un jugador, marcamos las posibilidades que tiene éste de crear peligro al recibir o al progresar con el balón. Por lo tanto el concepto de marcaje está condicionado no solo por el jugador, sino sobre todo por el espacio, el tiempo y la tarea como bases del juego y de la jugada.
Para una mejor comprensión del concepto podemos ver el siguiente ejemplo práctico: “Un jugador puede percibir que si un determinado rival recibe el balón, puede dar continuidad al juego creando peligro, por lo que éste no la puede recibir. Sin embargo, si percibe que el rival recibe el balón en un lugar ventajoso porque tiene poco margen de acción y le permite robar y salir rápidamente para atacar, entonces cuando reciba irá a la presión.»
Con este ejemplo podemos observar que el marcaje , más que una cuestión matemática por el hecho de estar cerca de mi zona de influencia, tiene que ver con un sentido que el jugador da dependiendo de la situación y de las probabilidades de evolución del juego, por supuesto, esta toma de decisión del jugador emana de un sentimiento colectivo muy trabajado, donde hay un conocimiento de los elementos del juego, balón, espacio y adversarios, y como tal, todos tienen que ser considerados dentro de nuestra acción del marcaje.
Es por ello, que bajo nuestro punto de vista la defensa hombre a hombre (como resultado de un concepto de marcaje) donde se tiene el pensamiento de que la única referencia es el adversario directo, queda muy alejado de las reales exigencias del juego y aunque como dijimos al principio la perspectiva común es totalmente válida, pensamos que siendo conscientes de todo lo que “rodea” al juego, podríamos añadir a este concepto elementos como los espacios y situación del balón como objetivos del marcaje.
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