Ejercicio de Fútbol: Apoyos y cambio de frente

Hoy presentamos la primera tarea de una serie de tres enviadas por nuestros colaboradores de RX Fútbol, realizadas con la versión 2016 del software de diseño de tareas en 2D y 3D, que podéis probar en su web www.rxfutbol.com del software de diseño de tareas en 2D y 3D.

El ejercicio de fútbol consiste en un trabajo de 2×2 y un cambio de frente de ataque (como en Sudamérica se denomina habitualmente el pasar de atacar un carril a otro) mediante un cambio de orientación. En él, trabajaremos los apoyos y desmarques, las soluciones en igualdad numérica de 2×2 y los desplazamientos en largo con cambio de orientación.

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Ejercicio de Fútbol: Partido Posición

Mucho se habla en los últimos tiempos del juego de posición, pero… ¿sabemos cuáles son las características principales?. En este ejercicio de fútbol se intenta trabajar de forma global las principales ideas que se tienen que desarrollar en el juego de posición como son: disponer a los jugadores en diferentes alturas con amplitud para dar satisfactorias líneas de pase, jugar en corto para encontrar un futbolista alejado libre para poder jugar el balón con tiempo y espacio, acertar con el timing adecuado de cuándo pasar y a quién pasar, trabajar las conducciones para atraer rivales y así poder tener compañeros libres,… Trabaja con este ejercicio de fútbol todo esto.

Partido Posición

Ejercicio de Fútbol: concepto de tercer hombre

Con el siguiente ejercicio de fútbol se puede entrenar el concepto de «tercer hombre», así como las transiciones en el caso de pérdidas. El concepto de «tercer hombre» es el recurso utilizado con el objetivo de crear superioridades numéricas para conseguir progresar hacia campo contrario. Consiste en el movimiento de apoyo que realiza un jugador de otra línea sobre la poseedora del balón con el fin de avanzar.

Recuerda que puedes adaptar el ejercicio de fútbol a tu equipo incluyendo las reglas de provocación que sean de utilidad para tu modelo, o aumentar/disminuir el nivel de dificultad reduciendo/aumentando el número de jugadores y el espacio.

DESCRIPCIÓN DEL EJERCICIO DE FÚTBOL

Se juega un 6×6 en un espacio de 30×40 metros dividido en dos. En la mitad de campo que se inicia el juego, se juega siempre un 3×3 (igualdad numérica). El equipo que inicia debe tratar salir para contactar con los dos jugadores restantes y crear una situación de superioridad, ya que de los tres jugadores defensores en zonas avanzadas solo puede bajar a la zona propia un jugador generando una situación de 4×3 o 5×3, dependiendo de como se gestione el equipo que inició. Tras cada serie se intercambian los roles. Gana el equipo que más goles anote al final del ejercicio.

Ejercicio de Fútbol: minipartido, tercer hombre y transiciones

Ejercicio de Fútbol: Circulación y basculación

Muchas veces los jugadores no entienden la importancia de realizar los desplazamientos que hay que realizar hacia la zona de acción del juego para estar posicionados defensivamente de forma correcta y evitar una progresión limpia de los adversarios. Con esta tarea podemos trabajar las basculaciones directamente junto con la circulación del balón del equipo atacante.

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Artículo. Salir a no encajar VS Salir a meter más goles que el rival

Vimos en un artículo anterior que la fijación de objetivos es una de las principales y más útiles herramientas para despertar la motivación intrínseca de las personas. Cuando una persona tiene un objetivo bien definido en el que cree y que realmente desea, su motivación intrínseca se despierta de forma automática.

Sin embargo, los objetivos tienen otro aspecto a tener muy en cuenta y es que así como pueden ser nuestra principal arma de motivación, también pueden ser una pesada mochila que arrastrar. Cuando una persona tiene una gran ilusión por un objetivo y, de repente interpreta que ya no puede conseguirlo, en ese momento se viene abajo, todos los esfuerzos y actividades que realizaba en pro del objetivo ya no tienen sentido y la persona se deja ir.

Así pues, y conociendo estos 2 aspectos de los objetivos, hay que tener muchísimo cuidado a la hora de definir el objetivo del equipo o de cualquier jugador a lo largo de un partido. Dado que el futbol no permite tiempos muertos y, por tanto, durante 45 minutos el entrenador no va a poder volver a hablar con sus jugadores, hemos de procurar poner objetivos que, como mínimo puedan durar vivos esos 45 minutos. Me explico con un ejemplo:

Octavos de la Europa League 2014-2015: Villarreal – Sevilla. El grandísimo entrenador Marcelino García Toral, una de mis referencias españolas, pasó la semana entera recalcando a los medios y a sus jugadores que el objetivo era no encajar gol en casa, no encajar gol. El partido comenzó y a los 13 segundos el Sevilla marcó un gol. A partir de ese momento hay unos minutos de auténtico caos en el Villarreal, que antes del minuto 30 ya perdía por 0 goles a 2.

¿Qué pasó aquí? Los jugadores tenían un gran objetivo que perseguir: no encajar gol. Y más allá de si este objetivo fomenta o no la motivación intrínseca (para mí no lo hace), lo que está claro es que a los 13 segundos este objetivo se tornó en imposible. Nada más empezar el partido los jugadores ya sabían que no iban a conseguir el objetivo, con lo que esto provoca tal como hemos comentado y que se vio clarísimamente en el partido: algunos de ellos se dejaron ir.

¿Qué hay que hacer entonces? Bueno, en otro artículo de este blog explico que características debe tener un objetivo para estar bien definido. ¿En este caso cual debía ser el objetivo? El objetivo era pasar la eliminatoria. ¿Qué se necesitaba para lograrlo? Esa es la pregunta clave y la respuesta a ella marcará el objetivo concreto para el primer partido: ¿Qué se necesitaba? Si respondes que lo que se necesitaba era no encajar y fijas ahí el objetivo, te estás poniendo en manos del azar, estás contrayendo un grave riesgo, el riesgo de que te marquen y te quedes sin objetivo que perseguir. Por el contrario, si la respuesta a la pregunta de qué se necesita para pasar es: meter más goles que el rival, ya pones el foco en el interior, en lo que tú puedes hacer. Y no sólo eso, sino que defines un objetivo que siempre va a estar vivo en la mente de tus jugadores. Meter más goles que el rival. Lógicamente, si el rival no te marca tienes más opciones de pasar, pero bajo mi punto de vista, el objetivo no puede ser “no recibir goles”. Ese objetivo quita ilusión. No está redactado en positivo! No te incita a la acción! Meter un gol más. Eso da ilusión a un futbolista y hace que aunque te metan un gol, tu sigas y sigas persiguiendo el objetivo que siempre es viable, siempre, y más aún si te marcan a los 13 segundos! ¡Fijaros el cambio! En el objetivo no encajar, si te meten un gol adiós objetivo. En el objetivo marcar más goles que el rival, aunque te metan 2 goles tú estás preparado psicológicamente para seguir peleando porque sigue siendo viable conseguirlo! La diferencia psicológicamente es brutal.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. Características que debe cumplir una meta bien definida

Ahora que llega el año nuevo, no dejes de establecer nuevas metas y objetivos. Os dejamos un nuevo artículo de Juan Bernat.

CARACTERÍSTICAS QUE DEBE CUMPLIR UNA META BIEN DEFINIDA

La definición de metas y objetivos es una de las herramientas clave de que disponemos para aumentar la motivación intrínseca de la persona. Una meta bien definida es una fuente de energía sin igual. Una meta bien definida nos mueve por dentro, nos enciende, nos empuja a trabajar, nos dice a qué hora debemos levantarnos y a qué hora debemos acostarnos, nos levanta cuando caemos. Su poder es enorme. Se dice que no hay personas perezosas, sino personas con metas que no les despiertan inspiración.

Pero para que la meta tenga este poder sobre nosotros debe cumplir una serie de criterios:

  1. No impuesta, es decir, debemos definirla nosotros. Nosotros somos los que sabemos lo que nos mueve por dentro, el entrenador no lo sabe, el presidente no lo sabe. Así que, si quieres que un jugador se ponga una meta que actúa de factor energético sobre él, deja que se la fije él mismo.
  2. La meta debe estar expresada en positivo. Si queremos que ejerza de factor atractor, no debe ni puede estar expresada en negativo. De la negatividad huimos por naturaleza. Parece obvio pero os puedo enumerar cientos de metas negativas: no llegar tarde a ningún entrenamiento (en lugar de llegar puntual a todos los entrenamientos), fallar menos del 20 % de los tiros libres (en lugar de convertir un 80 % o más de los tiros libres), no perder la pelota (en lugar de mantener la posesión), no nos relajamos (en lugar de mantenemos la concentración y tensión)
  3. La meta debe cumplir el acrónimo SMART:
    1. eSpecífica quiere decir que está claramente determinada, es decir, en un equipo de futbol no vale decir quedar lo más arriba posible. ¡Qué significa eso? Quedar entre los 5 primeros y llegar como mínimo a cuartos de final en Copa del Rey, eso sí es específico.
    2. Medible: Quiere decir que es fácilmente objetivable y demostrable su cumplimiento o no cumplimiento. Es decir, un 3º sabe perfectamente si se ha conseguido o no. Para un jugador no sería medible la meta de hacer todo lo que esté en mi mano por meter un gol. ¿cómo sabe un 3º que has hecho todo lo posible? Una medible sería disparar 7 veces este partido.
    3. Alcanzable: muy importante. Ya hemos comentado que la meta es una herramienta impresionante para motivar a una persona o equipo, pero OJO, porque también puede tener el efecto contrario. Si nos ponemos una meta muy ilusionante pero demasiado alta e inalcanzable, a medida que nos alejemos de ella nuestra motivación irá cayendo en picado y, seguramente ni siquiera conseguiremos el objetivo inmediatamente inferior al que perseguíamos. Por eso es tan importante que la meta sea alcanzable y vaya progresando poco a poco conforme consolidamos objetivos. Los jugadores estarán mucho más enchufados, su motivación siempre irá hacia arriba y encima se reforzará su autoestima porque todo lo que sea cumplir objetivos les hará sentir que están haciendo un buen trabajo. Es el clásico partido a partido! Es muy importante definir bien la meta para que sea de verdad lo que nos impulsa a correr más rápido y no una pesada losa que arrastrar. La meta puede ser nuestra gran fuente de energía para correr más rápido que los demás o nuestro gran peso que nos haga correr más despacio si a mitad de camino vemos que no es viable.
    4. Retadora: Por supuesto la meta tiene que ser alcanzable, aunque eso no quiere decir que sea fácil, tiene que suponernos un reto importante, pero eso sí, hemos de estar convencidos de que con esfuerzo la vamos a lograr, de que si ponemos todo nuestro empeño, es viable su consecución.
    5. con plazo Temporal claro: quiere decir que ponemos una fecha clara en la que tenemos que lograr la meta. El objetivo no puede ser “hacer las cosas bien los próximos años para ir a Europa, para ascender, para….” El objetivo debe tener una fecha concreta, de lo contrario nunca lo alcanzaremos, encontraremos excusas para posponerlo.

Así pues y resumiendo, para que una meta cumpla su función y despierte la motivación intrínseca debe ser: no impuesta, positiva, específica, medible, alcanzable, retadora y con plazo temporal.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Ejercicio de Fútbol: Posesión con desmarque de ruptura a espacios de los delanteros

Conseguir la sincronización espacio-temporal entre el pasador y el receptor del balón tras un desmarque de ruptura es algo que muchos jugadores necesitan entrenar de forma continuada para conseguir un resultado efectivo. Nuestro colaborador Jose Luis Martín (@jlmartinsaez) nos envía esta tarea en la que se puede trabajar esto, además de practicar cuando, donde y como realizar el movimiento.

Posesión con desmarque de ruptura a espacios de los delanteros

 

Artículo. El entrenador con el síndrome de la Playstation

¿Qué es el síndrome de la PlayStation?

Me he inventado este nombre para definir a los entrenadores que creen que sus jugadores son robots que pueden manejar con un mando inalámbrico y a los que se dedican a dar órdenes, no ya tácticas, sino sobre la forma en que deben actuar cada vez que les llega el balón. Frases del estilo: “controla con el pecho, bájala y dásela a pepito” “písala y al portero” “recorta y al centro”…

Estas frases son tremendamente molestas para cualquier jugador de futbol. Y no solo eso, son claramente perjudiciales para su rendimiento y eso está demostrado a nivel científico.

Cuando una persona ya domina una actividad (y claramente un jugador de futbol de 1ª división domina su actividad), no debe pensar en lo que hace. ¿Qué quiero decir? Pues eso, no debe pensar en absoluto. Su cerebro sabe de sobra lo que tiene que hacer. Lo procesa todo de forma automática. En el momento que el jugador profesional se dedique a pensar en cómo va a hacer lo que va a hacer, empeorará su rendimiento de forma crítica.

¿Por qué sucede esto?

El cerebro vive de oxígeno y glucosa. Consume el 20% del oxígeno utilizado por el cuerpo y nada más y nada menos que 400 kcal al día (quinta parte de una dieta normal!). Pensar cansa!

Y como pensar cansa, el cerebro, que es muy listo, y no quiere consumir energía por consumir, dispone de 2 vías por las que procesar la información y dar órdenes de actuación:

La vía A, la descendente es la que usamos cuando somos inexpertos. Es aquella en la que participa la corteza frontal, que es la sede del pensamiento racional y calculador. Es la que usamos cuando estamos aprendiendo a hacer algo y no lo tenemos internalizado. Esta vía es de gran consumo de recursos y nos obliga a poner total atención en lo que estamos haciendo.

La vía B es la que utilizamos cuando una acción la hemos repetido cientos de veces, y ya no nos damos ni cuenta de cómo lo hacemos. Esa acción es automática. Esta vía B libera la corteza frontal, la parte racional, y consume muchos menos recursos. Es muchísimo más rápida y efectiva para realizar cualquier tipo de actividad. Cuando la utilizas no piensas, sencillamente ejecutas, y lo haces bien. Cualquier futbolista profesional que lleva años haciendo esa actividad no necesita pensar lo que tiene que hacer cuando le llega el balón, sencillamente lo sabe. Si se para a pensar en cómo hacer lo que desea y no digamos ya si recibe un mensaje contradictorio del entrenador, es cuando duda y pierde esos preciosos segundos que marcan la diferencia. El futbolista tiene que fluir, tiene que hacer lo que siente. Su cerebro va a ir solo y le va a indicar la mejor opción. Seguro.

Esto se demostró, entre otros, en un experimento con jugadores de golf de élite y jugadores amateur. Para ello se midió el rendimiento en 2 situaciones distintas: en la 1ª situación se les pidió a los jugadores que explicaran con todo detalle como era su golpe, lo desagregaran en unidades simples y prestaran atención a cada una de esas unidades antes de golpear. En la 2ª situación se les pidió que se pusieran de espaldas a la pelota y al oír un silbato se giraran rápidamente y golpearan sin pensar. ¿Resultado? Los jugadores de élite rindieron mucho mejor cuando no pensaban. Los jugadores amateur, todo lo contrario, rendían mejor cuando se fijaban en la técnica y golpeaban despacio.

Conclusión: Si eres entrenador, deja a tu jugador que haga lo que siente o tus palabras serán contraproducentes. Si eres jugador, se automático, fluye, no pienses en cómo vas a hacer lo que has pensado hacer, sencillamente hazlo.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach

Artículo. La diferencia entre creer que tu delantero es un perro o un gato

A todos nos vienen a la mente nombres de jugadores que no destacaban en un equipo y que con la llegada de un nuevo entrenador se convierten en estrella. O jugadores que rendían a grandísimo nivel y la llegada de un nuevo entrenador les condena al banquillo. ¿A qué se debe esto?

Por supuesto los aspectos tácticos y sistemas de cada entrenador tienen mucho que ver, pero este asunto tiene también una vertiente psicológica. Vertiente psicológica que podemos entender comprendiendo cómo interactúan entre sí 3 efectos psicológicos: efecto pigmalion, eficacia perceptiva y defensa perceptiva.

El efecto pigmalion viene a decir que, ante nosotros, las personas van a acabar comportándose tal y como esperamos que se comporten. Es decir, tenemos la capacidad, y más si somos el jefe, de condicionar sobre manera las conductas y rendimiento de una persona para que se ajuste a lo que esperamos de ella. Si esperamos que sea un gran delantero lo será, si esperamos que sea un lateral sin capacidad defensiva lo será, si esperamos que sea el conflictivo del vestuario lo será, si esperamos que sea el líder lo será etc. Para bien o para mal.

¿Y por qué ocurre esto?

Porque como nuestro cerebro es incapaz de procesar toda la información que recibe, se tiene que centrar en lo que considera más importante. De ahí que determinadas acciones pasen desapercibidas para nuestro cerebro y de otras siempre se de cuenta. Por eso, el cerebro sufre 2 efectos:

  • Eficacia Perceptiva. En base a este efecto, si esperamos algo bueno de una persona nuestro cerebro sólo va a percibir lo que esa persona haga bien y pasará por alto todo lo que haga mal a no ser que sea muy, muy llamativo. De esta forma, reforzamos nuestras expectativas y si creemos que un jugador es un buen delantero pasaremos por alto sus fallos y ensalzaremos sus aciertos.
  • Defensa Perceptiva. Lo contrario. Si esperamos algo malo de una persona estaremos atentos sólo a lo que haga mal. De esta forma, si esperamos que una persona sea la conflictiva del vestuario, cualquier acción que en otra persona pasaría desapercibida, cuando la haga este jugador la interpretaremos mal y nuestro cerebro nos reafirmará en nuestra expectativa.

¿Y cómo afectan estos efectos en la gestión de la plantilla?

Como nuestras expectativas como entrenador se van reforzando, nosotros nos comportaremos de diferente forma con cada jugador. Y a su vez el jugador, influido por nuestro comportamiento, tendrá unas conductas condicionadas que tenderán a reafirmar nuestra opinión. Por ejemplo:

Por cualquier causa o comentario aislado al poco de conocerse, el entrenador piensa que un jugador está descontento, que no comulga con sus ideas y que está deseando que lo despidan; ante ese pensamiento el entrenador se pone a la defensiva con el jugador, apenas habla con él, no lo considera de su confianza y lo va aislando; esto provoca que el jugador comience a encerrarse en sí mismo, a pensar que el entrenador le tiene manía y a no habla con él y quejarse de su situación con los compañeros… Sin darse cuenta, el entrenador ha contribuido con sus actos a que el jugador le reafirme su opinión inicial.

También puede ocurrir al contrario: el entrenador llega nuevo al equipo y piensa que un jugador en concreto es el líder del grupo, entonces le da galones, confianza plena, le perdona el error…; esto da lugar a que el jugador se sienta plenamente respaldado por el entrenador, se crezca, le respete y lo de todo por liderar a sus compañeros. De nuevo, en base al pensamiento prejuicioso del entrenador, se cumplen los pronósticos y ese jugador aunque no lo era, se convierte en líder.

Otro ejemplo: el entrenador piensa, y lo dice públicamente ante la prensa, que su delantero centro es un gato y que a cazar se va con perros. Lógicamente, ese delantero centro hace menos goles esa temporada que cuando viene un entrenador y dice que no quiere fichar otro delantero centro porque considera que este es de los mejores del mundo y le reta a meter 25 goles.

Así pues, los entrenadores tienen un poder extraordinario. Tienen la capacidad de que sus jugadores se vean a sí mismos como él los ve. Hay que manejar adecuadamente este poder. Y hay que saber de la existencia de estos efectos para utilizarlos en el bien de equipo, para conseguir con ellos que los jugadores se vean, gracias a ti, más grandes, más capaces.

Juan Miguel Bernat
@juanbernatcoach