A continuación presentamos un artículo enviado por nuestro colaborador Klaudio Torres (@Kkorleone). Klaudio es entrenador profesional en etapas de formación, y entre los roles que ha desempeñado destacan haber sido ayudante técnico de categorías sub-17 y adulta femenina Club Universidad de Chile. En el artículo se habla de la toma de decisiones para el entrenador y el momento adecuado para hacerlo. Esperemos que lo disfruten.
FUERA DEL RECTÁNGULO TAMBIÉN
Hay condiciones que son determinantes para el fútbol. Estas han evolucionado de la mano con las necesidades que ha ido solicitando el juego mismo. El vértigo, la dinámica y los diferentes modelos de juego, tienen en común que la velocidad de reacción así como la toma de decisiones son puntales del rendimiento deportivo futbolístico.
Es tan así que la carencia de alguna o ambas condiciones señaladas van a determinar si el resultado es favorable o no, extendiéndose esta situación a los 90 + “n” minutos que toque competir. Un mal pase, un error de fundamento, una reacción tardía o muy acelerada, una definición deficiente, así como todo lo contrario, pondrán dentro del campo de juego el manifiesto tangible de lo ocurrido (goles, amonestaciones, lesiones, expulsiones, frustración, entre otros).
Sin embargo, limitar la trascendencia de la velocidad de reacción al tiempo que demora un futbolista en realizar algún gesto técnico o acción motriz, es erróneo, más aun si lo limitamos solamente al quehacer exclusivo del futbolista. Lo mismo ocurre con la toma de decisiones. Fuera del rectángulo también son necesarias. Imprescindibles si se quiere.
El entrenador también debe poseer estas cualidades dentro de su repertorio. Durante la semana puede configurar estrategias y planteamientos que tienen como fin incidir en la lógica del encuentro según lo analizado/esperado del rival. No obstante, es el día mismo, durante el juego, mientras se desarrolla la brega, cuando se pone a prueba lo que realmente es capaz de lograr el DT desde el borde del terreno de juego.
Armado de cambios infinitos, 3 sustituciones, entretiempo y su voz, puede volcar el destino de un partido, para bien o para mal.
Incluso es posible que la carencia y/o inadecuada ejecución de la toma de decisiones por parte del entrenador, lleve a un equipo al descenso (caso Rangers de Talca (Chile): error de Óscar del Solar provoca que a razón de las reglas del torneo, se les debió restar 3 puntos por ingresar a un sexto extranjero a la cancha, lo que los llevó a liguilla de promoción, donde finalmente cayeron al descenso), así como a la eliminación de una competencia (caso Benítez (España): el entrenador puso dentro de la oncena titular a Denis Cheryshev, quien cargaba con una suspensión de su equipo anterior, el Villarreal, que le impedía jugar un partido. Al darse cuenta lo sustituyó, pero no se salvó el Real Madrid de la eliminación de la Copa del Rey), todo esto lleva a la descalificación como líder y todo lo que eso conlleva.
Lectura del juego, conocimiento de las reglas del juego, información suficiente de los dirigidos, conocer el reglamento de cada competición, autocontrol, historial de conducta, nivel de concentración, son algunos de los más importantes constituyentes para que el entrenador cumpla con su labor en plena facultad.
Desde la perspectiva del entrenador revisemos la toma de decisiones y la velocidad de reacción.
TOMA DE DECISIONES
La influencia de un entrenador desde el borde de la cancha es el tema a discutir. El grado de influencia de su comportamiento, su apariencia, su interpretación de los hechos y la influencia de sus decisiones en los destinos que siga el juego son dignos de ser considerados. Decir que “son los jugadores los que saltan al césped” es cierto, pero incompleto.
La presencia del entrenador es un factor desequilibrante a la hora de dar vida a un encuentro. La formación titular, los suplentes, la capitanía (si es que de él depende), sus reacciones, su forma de vivir cada minuto, su lenguaje, su apariencia, el modo de corregir, su estilo, son una sumatoria de factores que según su orden si alteran el producto.
La toma de decisiones en un entrenador es sin duda lo que lo llevará a ser efectivo o no en su labor. Ser capaz de hacer uso de los recursos disponibles y conjugarlos de manera óptima para conseguir el alto rendimiento deportivo y con ello los resultados esperados fecha a fecha, son la columna vertebral del director técnico. Su misión es tomar decisiones en todo momento y valorar el impacto de la misma, como en el ajedrez.
Por esto es que la toma de decisiones será el procesamiento de los múltiples factores que inciden en la práctica futbolística y que dentro de la lógica particular del entrenador, se desarrolle una respuesta a ejecutar, entendiendo la influencia que esta pueda tener, o al menos dentro de un rango aproximado. Está tremendamente sujeta a la experiencia, a la formación y al nivel de conocimiento de la disciplina.
VELOCIDAD DE REACCIÓN
El fútbol es impredecible. Día a día vemos por distintos medios y redes sociales situaciones que dentro del campo de juego nos sorprenden, nos impactan, nos sacan carcajadas, nos conmueven y nos maravillan. Lo podemos desmenuzar, estudiar, generar estudios, pero los resultados (a menos que no haya “externos”) siguen siendo impredecibles.
La sorpresa es el santo grial de este deporte. Es lo que todos buscan. Someter al rival a la incertidumbre es el objetivo. Llevar los destinos de la gorda caprichosa.
Por esta razón la lectura avezada del juego puede consignar si el equipo al que se dirige es guía o presa de la incertidumbre. En función a esta capacidad y de asimilar una respuesta para ser ejecutada con éxito, se crea la unidad de medida Velocidad de Reacción, que es el tiempo que tarda el entrenador en percatarse de los detalles o generalidades que ameritan intervención, ya sea en conservar o realizar cambios drásticos al juego.
La capacidad, así como la humildad y la adaptabilidad se conjugan para modificar lo preestablecido a una estructura nueva que devuelva a sus dirigidos al rumbo de la victoria, asumiendo y entendiendo que lo planificado no funciona o fue contrarrestado. Esto es clave. Muchas veces la piedra de tope es la soberbia, llevando a que la velocidad de reacción se vea disminuida y no por el conocimiento precisamente. Son muchos los factores que influyen sobre esta característica.
Ejemplos hay muchos, pero será bueno puntualizar una de las situaciones más desafortunadas que tienen como protagonistas a entrenadores y estas cualidades. Los protagonistas son Martín Lasarte y Sebastián Becaccece. El aún entrenador del club Universidad de Chile recibe la noticia de que sus dirigidos fueron notificados por el ex ayudante de Sampaoli, de que no seguían para la siguiente temporada, durante la concentración a su último partido en la banca del mencionado club. En su condición como técnico entrante, es lógico entender que sus atribuciones deben ponerse en marcha, la toma de decisiones no es la adecuada, así como la velocidad de reacción tampoco destacó: pasaron días en que el aludido recibió una carta de disculpas de su sucesor. Se dio una situación de falta de respeto importante con su colega saliente que pudo evitarse con un mejor manejo de los tiempos. En palabras del mismo uruguayo “A veces uno comete errores, por la velocidad, la inexperiencia, la necesidad de resolver las cosas, y es mejor pensar un poco más, tomar un poco más de tiempo». Creo que es así como Martín nos da a entender en resumen todo lo descrito.
Por otro lado, un ejemplo positivo en que la toma de decisiones y la velocidad de reacción de un técnico, es el cómo resuelve el puzle que le ofrece el juego: lo acontecido en el encuentro entre FC Bayern München y el FC Ingolstadt 04 el pasado sábado 12 de diciembre. Luego de ver un primer tiempo para el olvido, donde el equipo bávaro se veía impreciso, muy por debajo del nivel al que nos tenía acostumbrados. Sin encontrar la respuesta desde el interior del campo, el entrenador Josep Guardiola, luego de 55 minutos de férrea resistencia de la visita realizó modificaciones posicionales al equipo local que lograron abrir el cerrojo defensivo del Ingolstadt. Lo más llamativo, el canal de información: un pequeño papel.
La toma de decisiones y la velocidad de reacción son inseparables. No son divisibles. Cualidades que no pueden estar ausentes dentro del currículum de un entrenador. O mejor aún, la magnitud de estas en tu repertorio resulta determinante en tu función.