Protocolo de actuación en el descanso de un partido

Lo que a continuación se expone, es un ejemplo de actuación durante los quince minutos de rigor que dura el descanso entre ambas partes de un partido. Obviamente cada entrenador y cada cuerpo técnico tendrán su visión de cómo aprovechar y sacar el mayor rendimiento posible a este periodo de tiempo.

Quince minutos es el tiempo que estipula el reglamento de la FIFA para el periodo comprendido entre la primera y segunda mitad de un partido.

Descanso

Podríamos establecer tres bloques de cinco minutos en los que cada uno tendrá un objetivo distinto con el fin de poder intentar obtener el máximo provecho y que los jugadores salgan al terreno de juego con las ideas claras para afrontar con mejores garantías el segundo tiempo. Partimos de la base de que el equipo tendrá más o menos asimilado un modelo de juego que ejecutar en el campo. Este modelo de juego habrá sido previamente trabajado por el conjunto en los entrenamientos pudiendo alterar algún factor dentro de los principios propios del modelo en función del rival al que nos enfrentemos pero siempre priorizando nuestra idea de juego.

Bloque 1. Primeros cinco minutos

Mientras los jugadores se dirigen al vestuario para recuperarse del esfuerzo, hidratarse, realizar algún estiramiento específico o en algún caso en particular ser tratado por el fisioterapeuta, si disponemos de uno, el resto de miembros del cuerpo técnico se reunirá para:

  1. Comentar las cuestiones tácticas que el equipo está realizando correctamente.
  2. Comentar las cuestiones tácticas que el equipo debe mejorar en el segundo tiempo.
  3. Recalcar y preparar el contenido que se va a exponer a los jugadores en los bloques siguientes. Aspectos a corregir táctica y técnicamente en el segundo tiempo. Ir desde lo colectivo a lo particular. (Colectivo, intersectorial, por línea e individual)

Bloque 2. Segundos cinco minutos

Durante este periodo tenemos que exponer todos los aspectos a corregir en el segundo tiempo. Hacer un breve análisis de la primera mitad (cuatro o cinco frases) y recalcar lo que el equipo tiene que cambiar para obtener beneficio en esos aspectos del juego que han sido desfavorables en la primera mitad.

Las indicaciones deberán exponerse siempre de manera positiva. No es momento de realizar críticas ni señalar a ningún jugador en particular. Tampoco debemos pedir al futbolista que realice acciones, asociaciones o conceptos que no se hayan trabajado durante la semana ya que podríamos estar haciendo dudar aun más al jugador sobre lo correcto e incorrecto.

Debemos dirigirnos al grupo con seguridad, frases cortas y directas. Partiremos por los errores o conceptos que el GRUPO COMPLETO está realizando e ir, como comentamos anteriormente, de lo colectivo a lo individual. Tenemos que conocer a nuestros jugadores, es importante saber cómo reaccionan a las órdenes y en el aspecto particular, en algunos casos será necesario terminar la charla completa para antes de salir de nuevo al campo, dirigirse en exclusividad a uno o varios futbolistas que pueden reaccionar mal a las correcciones delante del colectivo. No olvides que siempre buscamos salir al terreno de juego con las máximas garantías de competir por obtener la victoria.

Bloque 3. Últimos cinco minutos

Este último bloque estará reservado para señalar todos los aspectos del juego que se han realizado correctamente, en los que hemos sido superiores a nuestro rival y en los que el equipo mejor se ha encontrado en los primeros cuarenta y cinco minutos.  De nuevo debemos partir de lo colectivo a lo individual.

También debemos aprovechar este último intervalo para motivar al conjunto. Independientemente de cómo vaya el resultado ya no se puede cambiar lo sucedido en el primer tiempo, así que hay que centrarse en aquellos aspectos que el equipo puede actuar. Nunca se puede dejar de competir con la máxima intensidad. Hay que volver a recordar el enorme esfuerzo realizado durante la semana. Valorar lo conseguido y alentar hacia las metas u objetivos que tenemos planteados. Fomentar la unión de los individuos en beneficio del bien colectivo, que todos sepan que su papel es importante dentro del terreno de juego.

En muchos casos es necesario realizar una o varias sustituciones en el descanso. Si estos cambios están programados minutos antes de la conclusión del primer periodo es necesario que los jugadores que se disponen a saltar al campo comiencen cuanto antes las tareas de calentamiento con el fin de que puedan estar presentes en el segundo y tercer bloque del protocolo. En el caso de que la sustitución sea decidida en el propio descanso, podríamos delegar la tarea de informar al jugador sobre sus premisas individuales y compromisos grupales en algún miembro del cuerpo técnico.

La importancia de la inteligencia táctica

El fútbol moderno, alejándose de pretensiones ancladas en el esfuerzo físico y la cultura casi militarista donde cada uno de los partidos podría ser comparado a una batalla de aptitudes físicas, ha evolucionado en una dirección donde la mayoría de los conceptos que han marcado una época han sido revisados y modificados en consecuencia. A día de hoy, una buena explicación en  la concepción de este deporte y que explique el motivo de gran cantidad de cambios, podría ser este apunte de JM. Lillo, «Estamos ante un juego colectivo en el que hay interacción con el resto, el otro me condiciona y yo condiciono al otro. Entre todos condicionamos al entorno y el entorno nos condiciona a nosotros. Todos somos seres condicionados y al mismo tiempo condicionadores».

Estos condicionamientos de ida y vuelta, hacen que la inteligencia táctica sea un concepto inseparable de la realidad contextual en la que se desarrolla nuestro deporte. Analizar, anticipar y actuar en consecuencia hace que futbolistas obtengan ventajas notables para sí mismos y para su equipo.

Podemos definir la inteligencia táctica como la capacidad de un jugador para observar las diferentes variables y estímulos del entorno en cada momento determinado, seleccionando la mejor respuesta posible en función de una situación concreta, obteniendo ventajas individuales y colectivas. Este concepto no puede ser separado de aspectos técnicos o físicos, ya que en todo momento se concibe al futbolista en una dimensión íntegra. Por lo tanto, la inteligencia táctica incluye como aspecto clave las limitaciones y virtudes del futbolista, ya que en función de sus posibilidades de desenvolverse en el medio, tomará una decisión u otra.

Existen multitud de casos prácticos en los que jugadores con unos dotes técnicos increíbles, no sacan partido de ellos debido a un déficit notable para interpretar las situaciones reales del juego, y por el contrario otros, más limitados en el aspecto técnico, son capaces de desenvolverse con soltura.

Uno de los jugadores que nos viene rápidamente a la cabeza al hablar de Inteligencia Táctica, es Xabi Alonso. Su colocación en el campo es siempre la adecuada en función de la fase en la que se encuentre su equipo, así como su toma de decisiones. Representa éste parámetro de una manera ideal, ya que es capaz de conocer sus posibilidades de acción en el espacio mediante su cuerpo, con sus virtudes y limitaciones.

Éste aspecto, puede que sea también el más difícil de estimular para llevar a cabo una mejora en el futbolista. Requiere de una estimulación psicológica que en muchos casos es difícil de llevar a cabo por los entrenadores, a la vez que debe ser realizada en unas proporciones adecuadas evitando que se pueda producir una fatiga cognitiva, punto en el que el jugador no es capaz de tomar decisiones con la concreción y corrección necesaria. A pesar de ser un concepto más o menos moderno, cada vez son más los cuerpos técnicos que le dan una enorme importancia a través de los también novedosos medios de trabajo y planificación.

Quizás las diferencias entre  muchos equipos en los últimos años con clubes como el F.C Barcelona o la Selección Española, residan ahí. El talento de jugadores como Iniesta, Xavi o Busquets, reside más dentro de su cabeza que en las superficies con las que manejan el esférico. Basan su juego en una creación de ventajas constantes para sus compañeros, a través de una toma de decisiones que en muchos encuentros ha rozado la perfección.

Por lo tanto, y a modo de conclusión, quizá debamos plantearnos este tipo de conceptos en nuestros entrenamientos diarios, tanto en el fútbol como en la vida, la estimulación perceptiva y la capacidad para interpretar y obrar nos hace más capaces en nuestros respectivos  desempeños, así, que citando de nuevo a JM. Lillo «No construyamos certezas que nos hagan creer que no existe la incertidumbre».

Twitter de Roberto Arias: @ariasgonzalez

La importancia de la toma de decisiones

A lo largo de mi experiencia en el mundo del entrenamiento en este deporte que tanto amamos, son muchas las veces, por desgracia, que he escuchado a entrenadores abroncar a sus jugadores cuando estos no han elegido la mejor opción o han errado un pase sometidos a una presión, aconsejándolos posteriormente con la sabia frase de: antes de recibir el balón ya tienes que saber qué hacer con él.”

Después de esta lección nos preguntamos si esos jugadores estaban realmente preparados para solucionar satisfactoriamente la situación del juego a la que se enfrentaban.

Estudios neurocientíficos recientes nos informan que gran parte de las decisiones que tomamos son fruto del inconsciente. Estas son ejecutadas inconscientemente según las vivencias anteriores del jugador, por lo tanto, el jugador ha de vivenciar situaciones reales en los entrenamientos, similares a las que se podrá encontrar en un partido. De esta forma, ayudaremos al jugador a que la decisión tomada sea la acertada.

Por lo tanto, en los entrenamientos trataremos de diseñar tareas donde se presenten ciertos problemas (cuantas más veces se repitan estos mejor) que se encontrarán los jugadores en un partido o en el próximo partido. Haciéndoles pensar y decidir, por ellos mismos, cuál es la decisión acertada para cada situación. Así, en el partido, conocer la solución a la situación a la que se enfrenta y poder ejecutar la decisión correcta.

“La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes contextos“ (…) “Para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender, analizar un problema, para así poder darle solución”.

Volviendo al jugador anterior que fue abroncado por errar un pase, llegamos a la conclusión ficticia de que la toma de decisión no fue acertada, ya sea por no conocer el juego, comprenderlo, analizar la situación que se le presentaba y poder darle solución (no haber vivenciado anteriormente el problema) o por la velocidad a la que fue tomada esta decisión.

Factor importante en el entrenamiento del fútbol, que muchas veces como entrenadores quitamos importancia. Debemos preparar a los jugadores para enfrentarse, de la mejor forma posible, a los distintos problemas que pueda presentar el juego durante los 90 minutos de un partido y poder decidir satisfactoriamente, a la máxima velocidad posible, cuál es la mejor opción.

¿Se puede trabajar la velocidad en la toma de decisiones? Indudablemente mucha importancia de esta velocidad, como la física, está en la genética. Pero como todo, se puede trabajar y mejorar. Hay que tener claro que, dos jugadores trabajando con el mismo entrenamiento, durante el mismo período de tiempo, no decidirán igual ni a la misma velocidad. Ni la progresión será la misma.

Xavi: “La velocidad del cerebro es más importante que la de las piernas”. 

Una buena forma para preparar y activar cognitivamente el cuerpo a la toma de decisiones es con un simple rondo 4×1. Voy a estar pensando continuamente en la opción correcta, en el lugar óptimo de recepción y entrega. El balón pasará por mis pies con cierta asiduidad, por lo que no habrá tiempo de desconexión.

Al ser un espacio reducido, la velocidad en la toma de decisiones ha de ser mayor. Mediante mantenimiento del balón en espacios reducidos con objetivos, trabajaremos la toma de decisiones y su velocidad, ya pudiéndolo relacionar con nuestro modelo de juego o simulando los distintos problemas que nos podemos encontrar para comprenderlos, analizarlos y solucionarlos. Entregar el balón al compañero mejor situado y con más ventaja espacio-temporal, cuanto más reducido, menos tiempo tendremos para poder tomar la decisión correcta. Cuantos menos jugadores, más veces nos veremos en la situación de tener que decidir la opción correcta, con y sin balón.

En los próximos artículos, trataremos de relacionar los objetivos en la toma de decisión con el modelo de juego, el rival en una semana de entrenamiento.


@NachoDoradoV

¿Cómo romper una mala racha de suerte?

«Cuanto más entrenomás suerte tengo» 
Gary Player

En agosto de 2012 durante un partido de la Liga de Campeones de Centroamérica entre el Toronto FC estadounidense y el Santos Laguna mexicano un gato negro ingresó velozmente al campo y pasó detrás del portero del Toronto a falta de 7 minutos para que finalizara el encuentro. El marcador era de 1-1, minutos después su rival rompió la igualdad del marcador y terminó ganando 3 a 1. ¿Mala suerte?

Cuando se obtienen una serie de buenos resultados de manera consecutiva la mayoría de personas caen en el hecho de que están realizando las cosas de la forma correcta y, por ello, obtienen lo que buscan y merecen. Pero, ¿qué ocurre cuando pasamos por una racha de malos resultados? Se pueden atribuir a que no estamos haciendo bien nuestro trabajo o a que la suerte nos ha abandonado.

Pero, ¿qué es la suerte? Pues la suerte podría definirse como una serie de circunstancias  que están fuera de nuestro control. Si admitimos que nuestros resultados negativos son fruto de la mala suerte poco vamos a poder hacer para solucionarlo.

Imaginad que vuestros jugadores sufren lesiones, no logran recuperar ningún balón dividido o rechace, aparecen una serie de goles en propia puerta y todos los remates acaban fuera o en el palo. Inconscientemente pensaremos que esas circunstancias se deben a la mala suerte, que con un poco más de fortuna la balanza se hubiese decantado a nuestro favor. Pero debemos reflexionar y hacernos una pregunta: ¿a qué atribuimos estas consecuencias? Puede ser que nuestros jugadores se lesionen porque no se han medido correctamente las cargas de entrenamiento. Puede ser que no hayamos motivado correctamente a los jugadores para que mantengan un nivel adecuado de concentración que les permita anticiparse y recuperar balones. Puede ser que no hayamos trabajado correctamente la colocación de la defensa. Y, puede ser que nuestros jugadores no confíen en ellos mismo y se muestren inseguros a la hora de definir.

Si pensamos que los resultados negativos no son consecuencia de nuestros actos vamos a seguir actuando de la misma manera y, lo más probable, es que consigamos los mismos resultados. Si, por el contrario, admitimos nuestro papel y atribuimos los malos resultados a decisiones que hemos tomado daremos el primer paso para encontrar la solución y habremos pasado de la repetición a la evolución.

Determinar por qué ocurren las cosas es fundamental y, la Teoría de la Atribución (Weiner) explica cómo las personas interpretan las causas de las conductas y las consecuencias que tienen. Según esta teoría existen tres dimensiones que explican cómo se realizan las atribuciones:

  1. La localización de la causa, que puede ser interna o externa. La localización interna achaca las causas de los acontecimientos a nuestras propias actuaciones. Por ejemplo, me he esforzado poco en el partido y lo hemos perdido. Por el contrario, la localización externa atribuye las causas de los acontecimientos a las actuaciones de los demás. Por ejemplo, no hemos ganado el partido porque el árbitro nos perjudicó. Frecuentemente tendemos a atribuir los éxitos de otros y nuestros propios fallos a factores externos y nuestros propios éxitos y los fallos de los demás a factores internos.
  2. La estabilidad de los factores, que pueden ser estables o inestables. Los factores estables no pueden ser cambiados por el jugador ya que no dependen de él. Por ejemplo, perdemos porque somos muy malos y por mucho que entrenemos lo seguiremos siendo. Éste tipo de atribución es la que hace que los jugadores piensen que por mucho que se esfuercen no conseguirán buenos resultados porque no tienen la habilidad necesaria para ello. En cambio, los factores inestables sí que se pueden cambiar. Por ejemplo el día del partido estaba muy cansado y es la causa de que no me esforzara. Estar cansado es un factor inestable ya que no siempre aparece y puede modificarse.
  3. La capacidad de control, que puede ser controlable o incontrolable. Son controlables cuando el jugador tiene la capacidad de modificarlos. Por ejemplo, si considera que el partido lo perdió porque no utilizó las botas adecuadas, es un factor que puede controlar y cambiar. Son Incontrolables cuando son causas que el jugador considera que no puede controlar, ha perdido el partido porque justo en ese momento le entró fiebre muy alta y eso le impidió jugar correctamente. La capacidad de control hace que las personas se valoren positivamente y crean ser capaces de dominar los sucesos.

La suerte solo tiene un papel fundamental en los juegos de azar. Cuando encadenemos una serie de malos resultados hagamos un poco de autocrítica, veamos en qué hemos fallado e intentemos no cometer los mismos errores en el futuro. Tampoco hay que echar por tierra nuestro trabajo y suponer que nuestros logros se han debido a un golpe de suerte. Lo más seguro es que sean fruto de la dedicación, la constancia, el esfuerzo y a saber aprovechar nuestras oportunidades.

¿Qué cualidades debe tener un entrenador de base?

Vuelve La Libreta del Mister en esta temporada 2013/2014. Con una estética renovada, facilitando la navegación para los entrenadores, nos estrenamos con este magnífico artículo de nuestro colaborador Ricardo Fernández (en Twitter: @richifv81 escritor habitual en su blog  www.futbolref.blogspot.com.es, podéis seguirlo en Twitter @futbolrf y en Facebook). Interesante esta pieza para dar la bienvenida.

¿QUÉ CUALIDADES DEBE TENER UN ENTRENADOR DE BASE? ¿ES VITAL SABER MUCHO DE FÚTBOL?

Lo primero, pensando que todos estamos de acuerdo, es que un entrenador es un maestro o un profesor de fútbol y por lo tanto, debe tener amplios conocimientos de la materia que va a impartir, al igual que un profesor de Historia o Matemáticas, pero…..¿un profesor de matemáticas es buen profesor por saber mucho de su materia?, NO!!, tener conocimiento  no implica saber exponerlo y transmitirlo, por ello muchos entrenadores conocedores del juego no dan rendimiento en el fútbol base y formativo o fútbol amateur. (Incluso fútbol profesional)

Algunas de las cosas, que entiendo como mucho más importantes que saber de táctica y técnica, y que un buen entrenador de base, debe de tener o poseer, son:

  1. Habilidades de comunicación, manejando tanto la comunicación verbal como la no verbal, el entrenador debe saber emitir mensajes, que lleguen perfectamente al receptor de la forma que uno desea.
  2. Deber ser Asertivo, es decir, poder defender los derechos y opiniones personales sin agredir las opiniones externas, dando así,  entrenadores con gran empatía, comprendiendo en todo momento al jugador, sus problemas, sus necesidades etc.
  3. Gran motivador, debe buscar fórmulas que propicien motivación en sus jugadores, desde la utilización de reforzadores para sus buenas conductas, charlas individuales, buenas charlas grupales hasta la utilización de música en el vestuario, en función del grupo la motivación se buscará de forma diferente.
  4. Un buen mediador de conflictos, dentro del grupo surgirán conflictos jugador-jugador y entrenador-jugador. Existen numerosos artículos acerca de esto. Resolverlos con rigor y coherencia forma parte del buen entrenador.
  5. Debe generar buen ambiente en el grupo, a la vez de ser exigente, llevando a cabo reglas concisas y claras, y sobre todo siendo coherente en el discurso sin hacer distinciones individuales, desde el punto de vista de la norma. Hay entrenadores que dicen: “El que no venga a entrenar no juega”, y luego a la hora de la verdad, depende del jugador que falte juega o no, esa falta de coherencia resta confianza al grupo y generará conflicto a corto-medio plazo.
  6. Instinto para poder detectar las diferencias individuales en el grupo, ya que todos tus jugadores son diferentes, por ello debes tratar a cada uno de forma diferente, dentro del rigor grupal. Atender a las individuales, a la diversidad dentro del grupo de forma correcta, es papel del buen entrenador, generando una alta autoestima en cada niño.
  7. Debe poseer mecanismos para mantener y desarrollar conductas en los jugadores, generan hábitos y habilidades sociales, relación y respeto con los compañeros, hábitos de higiene y salud, hábitos de sacrificio, para que más que grandes futbolistas, sean grandes personas y se adapten lo mejor posible a la sociedad en la que vivimos
  8. Un entrenador tiene que potenciar a sus jugadores la educación en valores, humildad, compañerismo, amistad o respeto son algunos de estos valores.
  9. Deber tener en la cabeza sus objetivos claros, sin olvidar que alguno de ellos es sacar el máximo rendimiento a sus jugadores y que hoy sean mejores jugadores y personas que ayer.
  10. Sobre todo debe tener ilusión y vocación por lo que hace, sólo esto, te llevará a cumplir los objetivos que te propongas. Esta ilusión debe ser contagiada al grupo, el entrenador tienen mucho poder en el niño, si te ven triste estarán tristes, si te ven con ganas seguramente ellos también las tengan.

Está claro que un entrenador tiene que tener cualidades docentes, ya que no hace otra cosa que impartir una materia a un grupo, por ello lo ideal sería tener entrenadores con buenas aptitudes y formación docente, esto les haría mejores entrenadores sin lugar a duda, aunque evidentemente hace falta otras muchas cosas más.

Contestando a las preguntas del título, yo creo que para enseñar fútbol a un niño de 10-14 años no hace falta saber una barbaridad de fútbol, como entiendo que para enseñarle matemáticas, no hace falta saber hacer derivadas e integrales, ni problemas excesivamente complejos. Lo realmente importante es lo citado en los puntos anteriores, muy por encima de los conocimientos técnico-tácticos del juego, ya que en el peor de los casos, tus conocimientos, siempre serán superiores a los que tienen los niños/as.

La clave es el Colectivo

A menudo y en la gran mayoría de equipos, vemos resaltadas en demasía las funciones y características de muchos jugadores, encasillándolos desde que se ponen a las órdenes del míster y en muchas ocasiones antes de haber desempeñado siquiera su juego. Tratamos a los jugadores como piezas de un sistema de engranajes, y no es del todo cierto.

Siempre estamos escuchando hablar de que si el «medio defensivo», «medio organizador»… es verdad que cada futbolista presenta una serie de características y sería de locos no explotarlas pero, ¿No coartamos en muchas ocasiones la libertad y las posibilidades de los jugadores sin más condicionantes que las cualidades que se les presuponen? Mi respuesta, un sí rotundo. Muchas veces hemos visto el ejemplo de jugadores que llegan a equipos a cumplir una función en la que destacaban en su equipo anterior y sin embargo en este no salen las cosas como preveíamos, y esto es porque el desempeño de un jugador depende del contexto en el que se le introduce. Un ejemplo claro de cómo cambia un jugador en diferente contexto,  es Khedira, jugador que en el R. Madrid es visto en multitud de ocasiones como un medio «Defensivo», gris y al que se le achaca de tener poco que decir en 3/4 de campo, y sin embargo con la selección Alemana (por las diferencias de jugo de ambos equipos), lo vemos jugar más adelantado, incorporándose al ataque con asiduidad e inteligencia e incluso finalizando muchas jugadas. La variedad  que hay en el tipo de contexto que rodea al futbolista, da variedad a sus acciones, por eso, un buen entrenador debe tender a desarrollar esa capacidad de creatividad e improvisación en sus futbolistas en vez de coartar y limitar sus actuaciones.

Actualmente, esta instaurada una forma de ver el fútbol en el que los futbolistas se complementan desde su contrariedad. Con esto quiero decir que a un pivote defensivo, le suele acompañar un medio creativo, a un central con poca salida del balón y que domina por ejemplo totalmente el juego aéreo, le acompaña otro capaz de iniciar el juego con inteligencia y fluidez…  quizá esta sea la rareza de este deporte, ya que en muchas ocasiones primamos la «no construcción» del equipo contrario a la «construcción» por nuestra propia parte, sea cual sea nuestro modelo, y con ello desechamos jugadores que quizá simple y llanamente por su poder de asociación, cumplirían funciones que a priori no les eran atribuidas de mejor forma que otros a los que se les presuponen, mejorando de este modo el equipo de forma colectiva. 

Esta es la moda de los bajitos con la Selección Española, donde vemos como jugadores con un modelo reconocible y con gran libertad dentro del campo, pasan por encima de equipos que a priori deberían ser superiores en muchas de las facetas del juego. Esto por supuesto que está trabajado, pero desde el colectivo.

La fuerza del conjunto otorga el poderío máximo en este deporte, ya que involucrando a todos los jugadores en el modelo y en la forma en la que cada uno lo tienen que hacer, aunque parezca contradictorio, se les está otorgando libertad.

Esta libertad es en sí, la búsqueda del engaño al adversario. Los Iniesta, Silva y compañía residen su éxito en ese engaño ( anticipación a los movimientos contrarios con los propios, como consecuencia de una gran interpretación del contexto), y en un modelo de juego bien definido y donde se condicionan de forma recíproca. Por todo ello, parece inútil pensar que hay que buscar un jugador que pueda compensar ese «exceso» de libertad de algunos jugadores, cuando más bien lo que habría que buscar son jugadores que ayuden a que se den las  condiciones para que esa creatividad se desarrolle y aparezca el mayor número de veces (Busquets).

Con todo esto, quiero decir que todo en lo que se debe basar el fútbol es claramente colectivo, aunque en tus filas esté el mejor jugador del mundo. El colectivo tapa las carencias y resalta las virtudes de sus jugadores, haciendo de este modo que la clave no sea la compensación por cualidades opuestas, sino formar un equipo compensado donde la complementariedad de sus integrantes, sea la base del modelo. De nada sirven los mejores jugadores del mundo en sus posiciones, si cada uno juega a una cosa diferente. 

Redactado por: Roberto Arias

El primer entrenador moderno… pero ¿de fútbol?

Si nos ponemos a pensar sobre cuál fue el primer gran equipo de la historia, se nos vienen varios nombres a la cabeza: el Real Madrid de las 5 Copas de Europa de Di Stefano; el Milán de Baressi, Van Basten, Rijkaard que ganó la Copa de Europa o el actual FC Barcelona liderado por Pep Guardiola o Tito Vilanova. Me temo que estos no fueron los grandes equipos de la historia.

Vayámonos unos años atrás. Bastante más de los que piensas. Hasta la época en la que el imperio Cartaginés libraba arduas batallas con el imperio Romano en busca de la conquista del territorio. Y más concretamente, al ejército cartaginés liderado por el gran Aníbal.

Aníbal, quizás el primer gran líder y director de grupo de la historia, es denominado por los historiadores como el “Padre de la Estrategia”. Tenía bajo sus órdenes a un ejército de más de 90000 entrenados y talentosos infantes y 12000 caballeros, dispuestos a luchar en el campo de batalla defendiendo su imperio e intentando conquistar la todopoderosa Roma. ¿Acaso no es esto un equipo? Quizás se relacione más de lo que pensamos con un equipo de fútbol…

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Saber comunicar, cualidad indispensable para el entrenador

Recibimos de nuevo una colaboración de nuestro amigo Ricardo Fernández (en Twitter: @richifv81) escritor habitual en su blog  www.futbolref.blogspot.com.es, podéis seguirlo en Twitter (@futbolrf) y en Facebook. Esta vez nos deleita con experiencias personales fruto de su formación y de sus 12 años entrenando, 9 de ellos en categoría juvenil.

SABER COMUNICAR, CUALIDAD INDISPENSABLE PARA EL ENTRENADOR

Los entrenadores, pasamos gran parte del tiempo, transmitiendo información a nuestros jugadores, pero muchas veces de forma fallida, es posible que hablemos, pero que no lleguemos a comunicar nada, he aquí uno de los grandes problemas del entrenador actual.

Lo primero que tenemos que tener presente, es que cada jugador es diferente, por lo tanto, la forma de hacer llegar la información a los jugadores, se adaptará a las características de cada uno de ellos, por ello habrá jugadores que  respondan mejor ante un planteamiento, tranquilo, persuasivo y de confianza y otros que reaccionen mejor ante instrucciones firmes y con tono de voz más elevado.

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Los Incentivos en el fútbol

Si fuerais los altos directivos de un importante equipo de fútbol… ¿cómo debería ser el sistema de incentivos para los jugadores del club? En particular ¿Cómo debería ser el esquema retributivo? ¿En qué medida se le debe retribuir de forma variable? ¿Qué variable(s) se debería(n) usar? ¿Con qué peso? ¿Debería haber diferencias entre jugadores que ocupan habitualmente diferentes posiciones, o jugadores de diferente edad? ¿Cómo deberían de gestionarse los incentivos implícitos?

Respondiendo a todas estas preguntas, Coral Gil del Barrio, Carolina Fernández Matesanz y Airam Gonzalez San Fiel, han analizado el rol que juegan los incentivos en el desarrollo y organización de un equipo de fútbol. Un documento interesante para que aquellos entrenadores que puedan gestionarlos los conozcan y los apliquen en sus equipos.

Damos las gracias a estos tres estudiantes por su colaboración.

LOS INCENTIVOS EN EL MUNDO DEL FÚTBOL

A lo largo de este documento analizaremos el papel que juegan los incentivos en un equipo de fútbol. Para ello hemos contactado con  diferentes personalidades de este ámbito (Directores Deportivos, entrenadores y futbolistas, entre otros).

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