La Libreta del Mister tiene el honor de recibir esta colaboración de Víctor Borrego. Nació en la localidad de Ronda (Málaga) y actualmente trabaja en el ámbito de la gestión de instalaciones deportivas de la Junta de Andalucía. Es Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Diplomado en Magisterio de Educación Física, Técnico Especialista en Actividad Física y Animación Deportiva. Posee un Master en Dirección de Entidades Deportivas y es Experto Universitario en Dirección y Gestión de Actividades Acuáticas. Y, por supuesto, es Entrenador Nacional de Fútbol.
Como entrenador ha pasado por el Club Atlético Ronda; el Málaga CF desde Alevín y hasta Juvenil, proclamándose varios años campeón de Liga, campeón de División de Honor y Campeón de España; la UD Fuengirola Los Boliches, el CD Calavera y el CD Puerto Malagueño.
Sin duda, uno de los entrenadores que atesora mayores conocimientos en la materia.
INTRODUCCIÓN
El momento en el que se produce el cambio de rol de una fase a otra del juego, la transición, es una situación muy difícil de entrenar, puesto que nunca se producen dos situaciones idénticas. Por tanto, será imprescindible que los jugadores tengan un rápido cambio de rol, una gran capacidad de percepción de dicha situación, así como una eficiente toma de decisiones.
En este caso, quiero enfocar el trabajo de la transición D>A a través de una sencilla tarea que tiene posibilidades ilimitadas contando con la creatividad de todos los entrenadores para producir variantes. La transición de defensa a ataque, comienza con la recuperación de la posesión del balón y el despliegue ofensivo. Según Érick Mombaerts (2000) el 70% de las secuencias de juego surgen de una situación desordenada (fase dinámica), el 50% de los goles se producen en acciones de transición, realizadas entre 2-3 jugadores, en menos de 15 segundos y con una secuencia inferior a 4 pases, por tanto estas serán algunas de las condiciones que utilizaremos como reglas de provocación en el diseño de la tarea para entrenarlas.
Los contenidos tácticos a trabajar dependerán de forma específica del modelo de juego de cada entrenador, pudiendo utilizar para ello las reglas de provocación que obligan a que determinadas conductas se den en las situaciones de juego para así entrenarlas efectivamente.