Entradas

Contextualizar la Preparación Física

El remanente de ejercicios que un preparador físico puede llegar a poseer para diseñar sus sesiones, seguramente le darían para planificar todas las sesiones del año repitiendo apenas unos pocos. Sin embargo, los hay que con una base que le puede funcionar o que ya le ha funcionado, adapta cada sesión de entrenamiento aportando a esa base un color y una forma concreta para la realidad específica que se desea.

Qué el fútbol ha evolucionado es algo tangible, observable solo con ver cualquier encuentro de primer orden. Es por ello que la mayoría de los entrenadores han sido capaces de entender que el fútbol, en sí mismo, es un sistema complejo e inseparable, donde los condicionantes son tan grandes que son imposibles de predecir. En palabras de Lillo, «Estamos ante un juego colectivo en el que hay interacción con el resto, el otro me condiciona y yo condiciono al otro. Entre todos condicionamos al entorno y el entorno nos condiciona a nosotros. Todos somos seres condicionados y al mismo tiempo condicionadores». Es por todo esto, por lo que las antiguas corrientes de trabajo en preparación física están dejando paso a otras nuevas, más actualizadas, ya que se ha entendido que uno de los aspectos más importantes de este deporte es el entendimiento del contexto, aspecto difícil de comprender si se separan los requerimientos físico-psicológicos, de los condicionantes contextuales anteriormente mencionados.

La preparación física, tradicionalmente ha sido la encargada de proporcionar el sustento al cuerpo del futbolista para que sea eficaz durante los 90 minutos mediante el trabajo de todas sus capacidades. Sin embargo, hoy ya no se ven esas capacidades únicamente como un depósito que hay que incrementar para que tarde en gastarse lo máximo posible, ya que de nada sirven si no se adecúan al contexto que les rodea.

Es ahí donde entran todas las nuevas concepciones que tan de moda encontramos a día de hoy. Sin denostar aspectos tradicionales, estas nuevas tendencias hacen que el jugador corra para jugar al fútbol, salte para jugar al fútbol o gire para jugar al fútbol, y no por el contrario, sea un derroche continuo de cualidades físicas hasta que su depósito se vacíe. El aspecto más complicado es entender el uso de estas cualidades físicas dentro de un contexto plagado de estímulos y que te exige numerosas decisiones. Es por ello por lo que todo el que trabaja únicamente para incrementar la fuerza de su futbolista quizá no se haya preguntado, ¿Cuando tengo una base no es mejor optimizarla que seguir potenciándola?. ¿Para qué quiero ser el jugador con más fuerza de tren inferior del mundo si solo se responder a aspectos lineales y no soy capaz de adaptar mi cualidad y optimizar mis posibilidades en función de la situación del juego, del minuto de partido o de las características de los rivales?

Las preguntas son respuestas cuando el balón echa a rodar, cuando el jugador se da  cuenta que su mecanismo adaptativo no existe o está atrofiado por una exaltación de cualidades, que le hacen ser el jugador más capaz de todos los incapaces, pero el menos adaptado de los que entienden este juego.

Visión holística de la preparación física

A modo de revisión bibliográfica y con el propósito de hacer una aproximación conceptual a lo que el mundo científico entiende por preparación física para deportes colectivos en la actualidad, voy a intentar resumir los puntos más importantes de esta, en post de dar una visión holística de cómo han de estar orientados los contenidos físicos dentro del fútbol.

Partiendo de la definición de fuerza de Cometti (1988), el cual la define como: “El elemento central de la estructura mecánica humana.” Es necesario ubicar este elemento dentro de nuestro deporte, y para ello según, González Badillo, imprescindible saber que la fuerza es un factor limitante en:

 –  Desplazamientos (aceleraciones, cambios de dirección, velocidad máxima). La magnitud a desplazar suele restringirse al peso corporal, excepto en las situaciones de contacto y oposición, en las que se incrementa. La frecuencia de participación de la fuerza es muy alta.

–  Lanzamientos y golpeos (tren superior / inferior). Son, casi siempre, a gran velocidad y precisión. La magnitud de la resistencia a desplazar no es muy alta (peso de los balones +posible impacto), y su frecuencia es variable (en fútbol, variará en función del rol del jugador).

– Saltos y paradas. Son de gran intensidad, la magnitud es el peso corporal y su frecuencia es media.

– Situaciones de oposición y lucha en contacto. Se producen con frecuencia variable (donde más claro podemos verlo en futbol es en la ABP) La magnitud es altay puede estar en movimiento.

Siguiendo las recomendaciones de probablemente el mayor especialista en el entrenamiento de LA FUERZA en España (González Badillo):

  1. Las manifestaciones de fuerza implicada en estas conductas anteriores son dependientes de la fuerza explosiva, de la fuerza elástico explosiva (con diferentes magnitudes a desplazar) y de la fuerza máxima.
  2. La fuerza específica, o fuerza técnica para algunos autores (las manifestaciones de la fuerza expresada en las propias conductas de competición), no se puede mantener a lo largo de todo el período de competiciones únicamente con los ejercicios específicos, por lo que es preciso reforzarla con cargas complementarias.
  3. La resistencia a la aceleración y la resistencia a la fuerza rápida son manifestaciones de la fuerza que permiten el mantenimiento de la capacidad de producción energía rápida de forma cíclica a lo largo de un periodo de tiempo determinado.

 Consejos para el tratamiento práctico de la fuerza aplicables al fútbol, González Badillo, JJ (2001):

– La fuerza explosiva es la cualidad clave para las manifestaciones de alta intensidad de las conductas de juego

– Cuando se desarrolla la fuerza explosiva en el ámbito condicional, supone suministrar estímulos con resistencias externas (pesas) con % diferentes de 1RM. Atención porque en muchas programaciones, en especial de fútbol, se definen como cargas de fuerza explosiva a los multisaltos y a las aceleraciones que, si bien es cierto que dependen de la fuerza explosiva, son contenidos motrices. No debe categorizarse a una carga por sus componentes más elementales, sino por los de mayor complejidad (de lo contrario, siempre se estarían haciendo cargas de fuerza y de resistencia, aunque se juegue un partido completo)

– Aunque la evolución de los criterios en los deportes de equipo con respecto a los % de 1 RM han sido bastante dispares (desde propuestas muy livianas (30 %) en los años 60 hasta cargas muy altas (70 – 90 %) en los 90), en la actualidad se defiende que la zonas de potencia máxima (45 – 65% de 1RM, en función de cada deportista) ejecutadas a máxima velocidad (que incluye, por ejemplo, saltos con las pesas en los ejercicios de semisentadillas, lanzamientos de barras en prensas para el pectoral, etc.) son las más aconsejables para los deportes de equipo en general, a excepción de algunos puestos específicos que requieran otras manifestaciones.

Continuando con una progresión lógica, el retraso en la aparición de la fatiga implica a las manifestaciones de LA RESISTENCIA. En general, debido al carácter intermitente y aleatorio de las conductas en competición, las manifestaciones «típicas» dela resistencia no se ajustan a las necesidades y exigencias de nuestro deporte. Por ese motivo se hace referencia a la capacidad de retrasar la fatiga y / o a la capacidad para mantener la eficacia delas conductas, como propósito principal de mejora en fútbol.

Un ejemplo muy apropiado nos lo proporcionan, Faina, M.; Colli, R.; y col. (1987), que definen la resistencia en los deportes de equipo como: «La capacidad para repetir pequeños esfuerzos a alta intensidad y a máxima eficacia, interrumpidos por pausas de diferente duración».

 Recomendaciones para el trabajo de la resistencia:

  1. El trabajo específico, siempre que garantice los niveles de intensidad propios de la competición, y se prolongue adecuadamente, en relación a la duración de los partidos, es un estímulo muy adecuado para la resistencia específica.
  2. Las propuestas de ejercicios deben satisfacer la «lógica interna» de los esfuerzos en la competición, referidos preferentemente a los desplazamientos. De hecho, tal como se expuso en el apartado anterior, las cargas para la mejora de los desplazamientos suponen un estímulo integrado para los sistemas energéticos, por lo que la mayor o menor duración de los ejercicios propuestos son un perfecto índice de los parámetros de resistencia.

Por tanto, se propone el diseño de ejercicios fraccionados (específicos y básicos) «coherentes» con los esfuerzos en competición combinados con ejercicios de resistencia a la fuerza rápida, como el mejor método para garantizarla resistencia en los deportes de equipo, en lugar de las clásicas cargas de resistencia de carácter continuo.

 Sin olvidarnos que LA VELOCIDAD es la aplicación de fuerza en el menor tiempo posible, y por tanto hay quienes la consideran como una manifestación de la fuerza, en el deporte también se define como: «La capacidad de conseguir, sobre la base de procesos cognocitivos, máxima fuerza y funcionalidad del sistema neuromuscular, una rapidez máxima de reacción y de movimiento en determinadas condiciones establecidas» (GROSSER, 1991). Y también como:  «La agrupación de factores que permiten realizar acciones motoras, en las condiciones dada, en el menor tiempo posible, garantizando una anticipación, una precisión, la óptima aplicación de la fuerza… en definitiva posibilitando el rendimiento competitivo buscado» (MARTÍN ACERO, 1987).

Desde el punto de vista de la física, fuerza y velocidad son magnitudes totalmente dependientes. La velocidad será el efecto o resultado de manifestar y aplicar fuerza, generalmente, contra la acción de otras que se oponen: inercial, gravitatoria (sí la dirección o el sentido del objeto al que se le dota de determinada velocidad es contraria a ésta) de fricción, aerodinámicas, etc.

El análisis de la velocidad en los deportes de equipo se debe hacer desde la perspectiva de una cualidad resultante de todo el proceso conductual. Es decir, las conductas interactivas suponen la pugna por la consecución de una serie de objetivos «antes» que el equipo contrario. El componente temporal de»llegar o actuar antes que» es lo que justifica la importancia de la velocidad en las conductas.

Según Martín Acero, R. (2000), la velocidad tiene multitud de manifestaciones, tanto en su consideración global (velocidad de desplazamiento) como segmentaria (lanzamientos, paradas, etc.).

En los deportes colectivos, la complejidad y el carácter interactivo de las conductas hacen que la consideración dela velocidad se diferencie totalmente del concepto de velocidad en los deportes individuales. Por lo tanto, la eficacia no depende de la capacidad para desplazarse lo más rápidamente posible, sino de la capacidad para ajustar la velocidad / el ritmo de las conductas a la situación de ljuego.

Según González Badillo, la velocidad depende, siempre que estén garantizados los mecanismos de aporte rápido de energía – fuerza -, de los factores informacionales – tomas de decisión – y de la calidad delos ajustes motrices. Por consiguiente, la velocidad «específica» se desarrolla mediante el entrenamiento específico. El entrenamiento básico de esta cualidad sólo se orienta hacia la adquisición de fuerza y la mejora de la calidad de los factores motrices.Sólo en el caso de deportes de equipo que realicen desplazamientos a máxima velocidad (entre aceleración y velocidad máxima se precisa un mínimo de unos 40 m.) y aquellos otros en los que algunas conductas sean dependientes de la velocidad de reacción (global o segmentaria), como por ejemplo en las paradas de portero y/o en los lanzamientos, es necesaria la utilización de cargas básicas para la mejora concreta de estas manifestaciones de la velocidad.

Por último, según Hahn (Citado por Padial, 2001), LA FLEXIBILIDAD es “la capacidad de aprovechar las posibilidades de movimiento de las articulaciones, lo más óptimamente posible”. Es la capacidad que con base en la movilidad articular y elasticidad muscular, permite el máximo recorrido de las articulaciones en posiciones diversas, permitiendo realizar al individuo acciones que requieren agilidad y destreza. Otros autores la denominan “Amplitud de Movimiento”.

No podía obviar en este holismo de la preparación física en fútbol, lo necesario de una adecuada flexibilidad, lo cual ayudará a realizar con mayor facilidad todo tipo de movimientos, cuanto más complicados e ineficientes más se denotará. También supone una herramienta natural preventiva ante lesiones deportivas. Como regla general, con relación a flexibilidad y la posibilidad de lesión, se puede decir que disponer de un ROM (rango óptimo de movimiento) adecuado en cada grupo muscular es el mejor protector.

ARTÍCULO REALIZADO POR LUIS OLMEDO. @luisolmedo85