Ser entrenador sin haber sido futbolista
Quizás una de los mayores improntas que está dejando el conocido como “fútbol moderno” está siendo la ruptura del mito tan habitual de los años 80, 90 y principios de nuestro siglo que afirmaba que para ser un gran entrenador se requería de la condición de haber sido un buen jugador primero. Pues, visto lo visto, el tiempo ha acabado por hacer quedar a dicha afirmación muy bajo sospecha y, así como también se pueden encontrar exfutbolistas de nivel, muchos de los actuales entrenadores de nivel en Europa son simplemente eso, entrenadores profesionales. Sin palmarés, historial o reputación como jugador que los respalde.
Dentro del que se puede conocer como primer nivel europeo, son varios los técnicos que han tenido una carrera casi inexistente para el gran público o, por lo menos, no demasiado llamativa o reconocida. El primer caso que se viene a la cabeza es, obviamente, el del portugués José Mourinho. Reconocido tanto por su nivel como entrenador como por sus excentricidades, el de Setúbal es sin embargo una referencia para muchos en caso de ceñirse solo a sus conocimientos futbolísticos. Tras ser ayudante en el Barcelona de Robson y Van Gaal, Mourinho saltó a la primera plana deportiva tras llevarse la Champions League con un equipo poco llamado a esas lindes como el Oporto. Su labor en el equipo portugués le llevó al Chelsea y de ahí su historia es más que conocida: Champions con el Inter, paso turbulento y agridulce por Madrid y vuelta a Londres. Un ejemplo, sin duda, de que es posible llegar a ser un entrenador de nivel sin ser un futbolista destacado.
Pero, sin embargo, no es el portugués el único ejemplo. Y es que en su misma ciudad reside, desde el año 1996, Arsène Wenger, un hombre del que poco más hay que decir que su nombre. Tras una poca exitosa carrera como futbolista profesional que duró poco más de tres años, Wenger dio comienzo a una espectacular carrera como técnico. Primero en el AS Mónaco, donde se haría un nombre, y luego en el Arsenal, al que ya ha dirigido durante diecinueve temporadas, siendo ahora mismo el entrenador en activo con más temporadas en un mismo club. Si muchos aficionados aún recuerdan el Arsenal de Henry, Petit, Vieira, Ljunberg o Bergkamp es, en parte, por culpa de este hombre.
Y si la cosa va más por entrenadores que acaben de subirse a recoger algún título, el nombre que sale a la palestra es el de Unai Emery. El vasco está dirigiendo una de las etapas más exitosas de la historia del Sevilla, que no es poco decir, y consiguió la temporada pasada su segunda Liga Europa consecutiva con el equipo andaluz, confirmando además la supremacía española en cualquier tipo de competición futbolística europea. Con tan solo cinco partidos en la Primera División española como jugador, Emery cosechó éxitos en Lorca, Almería y en una difícil plaza como Valencia, hasta que se ha convertido en un entrenador de cartel europeo en el Sevilla.
Son muchos más, pero solo mostrar a tres técnicos como Mourinho, Wenger y Emery muestra que, el mito de que es necesario haber sido buen futbolista para ser buen técnico, necesita ser revisado.
Otro ejemplo importante es el de Arrigo Sacchi
Los que menos jugaron se preocupan por estudiar por saber, ya que comprenden que están en desventaja con las grandes estrellas del futbol, quienes creen que haber jugado es suficiente para saber entrenar primero y poder dirigir después …en América no existe ni ha existido un solo entrenador profesional que diseñe una idea de entrenamiento o un modelo de juego… Saludos desde México