La importancia de la toma de decisiones

A lo largo de mi experiencia en el mundo del entrenamiento en este deporte que tanto amamos, son muchas las veces, por desgracia, que he escuchado a entrenadores abroncar a sus jugadores cuando estos no han elegido la mejor opción o han errado un pase sometidos a una presión, aconsejándolos posteriormente con la sabia frase de: antes de recibir el balón ya tienes que saber qué hacer con él.”

Después de esta lección nos preguntamos si esos jugadores estaban realmente preparados para solucionar satisfactoriamente la situación del juego a la que se enfrentaban.

Estudios neurocientíficos recientes nos informan que gran parte de las decisiones que tomamos son fruto del inconsciente. Estas son ejecutadas inconscientemente según las vivencias anteriores del jugador, por lo tanto, el jugador ha de vivenciar situaciones reales en los entrenamientos, similares a las que se podrá encontrar en un partido. De esta forma, ayudaremos al jugador a que la decisión tomada sea la acertada.

Por lo tanto, en los entrenamientos trataremos de diseñar tareas donde se presenten ciertos problemas (cuantas más veces se repitan estos mejor) que se encontrarán los jugadores en un partido o en el próximo partido. Haciéndoles pensar y decidir, por ellos mismos, cuál es la decisión acertada para cada situación. Así, en el partido, conocer la solución a la situación a la que se enfrenta y poder ejecutar la decisión correcta.

“La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes contextos“ (…) “Para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender, analizar un problema, para así poder darle solución”.

Volviendo al jugador anterior que fue abroncado por errar un pase, llegamos a la conclusión ficticia de que la toma de decisión no fue acertada, ya sea por no conocer el juego, comprenderlo, analizar la situación que se le presentaba y poder darle solución (no haber vivenciado anteriormente el problema) o por la velocidad a la que fue tomada esta decisión.

Factor importante en el entrenamiento del fútbol, que muchas veces como entrenadores quitamos importancia. Debemos preparar a los jugadores para enfrentarse, de la mejor forma posible, a los distintos problemas que pueda presentar el juego durante los 90 minutos de un partido y poder decidir satisfactoriamente, a la máxima velocidad posible, cuál es la mejor opción.

¿Se puede trabajar la velocidad en la toma de decisiones? Indudablemente mucha importancia de esta velocidad, como la física, está en la genética. Pero como todo, se puede trabajar y mejorar. Hay que tener claro que, dos jugadores trabajando con el mismo entrenamiento, durante el mismo período de tiempo, no decidirán igual ni a la misma velocidad. Ni la progresión será la misma.

Xavi: “La velocidad del cerebro es más importante que la de las piernas”. 

Una buena forma para preparar y activar cognitivamente el cuerpo a la toma de decisiones es con un simple rondo 4×1. Voy a estar pensando continuamente en la opción correcta, en el lugar óptimo de recepción y entrega. El balón pasará por mis pies con cierta asiduidad, por lo que no habrá tiempo de desconexión.

Al ser un espacio reducido, la velocidad en la toma de decisiones ha de ser mayor. Mediante mantenimiento del balón en espacios reducidos con objetivos, trabajaremos la toma de decisiones y su velocidad, ya pudiéndolo relacionar con nuestro modelo de juego o simulando los distintos problemas que nos podemos encontrar para comprenderlos, analizarlos y solucionarlos. Entregar el balón al compañero mejor situado y con más ventaja espacio-temporal, cuanto más reducido, menos tiempo tendremos para poder tomar la decisión correcta. Cuantos menos jugadores, más veces nos veremos en la situación de tener que decidir la opción correcta, con y sin balón.

En los próximos artículos, trataremos de relacionar los objetivos en la toma de decisión con el modelo de juego, el rival en una semana de entrenamiento.


@NachoDoradoV

¿Cómo romper una mala racha de suerte?

«Cuanto más entrenomás suerte tengo» 
Gary Player

En agosto de 2012 durante un partido de la Liga de Campeones de Centroamérica entre el Toronto FC estadounidense y el Santos Laguna mexicano un gato negro ingresó velozmente al campo y pasó detrás del portero del Toronto a falta de 7 minutos para que finalizara el encuentro. El marcador era de 1-1, minutos después su rival rompió la igualdad del marcador y terminó ganando 3 a 1. ¿Mala suerte?

Cuando se obtienen una serie de buenos resultados de manera consecutiva la mayoría de personas caen en el hecho de que están realizando las cosas de la forma correcta y, por ello, obtienen lo que buscan y merecen. Pero, ¿qué ocurre cuando pasamos por una racha de malos resultados? Se pueden atribuir a que no estamos haciendo bien nuestro trabajo o a que la suerte nos ha abandonado.

Pero, ¿qué es la suerte? Pues la suerte podría definirse como una serie de circunstancias  que están fuera de nuestro control. Si admitimos que nuestros resultados negativos son fruto de la mala suerte poco vamos a poder hacer para solucionarlo.

Imaginad que vuestros jugadores sufren lesiones, no logran recuperar ningún balón dividido o rechace, aparecen una serie de goles en propia puerta y todos los remates acaban fuera o en el palo. Inconscientemente pensaremos que esas circunstancias se deben a la mala suerte, que con un poco más de fortuna la balanza se hubiese decantado a nuestro favor. Pero debemos reflexionar y hacernos una pregunta: ¿a qué atribuimos estas consecuencias? Puede ser que nuestros jugadores se lesionen porque no se han medido correctamente las cargas de entrenamiento. Puede ser que no hayamos motivado correctamente a los jugadores para que mantengan un nivel adecuado de concentración que les permita anticiparse y recuperar balones. Puede ser que no hayamos trabajado correctamente la colocación de la defensa. Y, puede ser que nuestros jugadores no confíen en ellos mismo y se muestren inseguros a la hora de definir.

Si pensamos que los resultados negativos no son consecuencia de nuestros actos vamos a seguir actuando de la misma manera y, lo más probable, es que consigamos los mismos resultados. Si, por el contrario, admitimos nuestro papel y atribuimos los malos resultados a decisiones que hemos tomado daremos el primer paso para encontrar la solución y habremos pasado de la repetición a la evolución.

Determinar por qué ocurren las cosas es fundamental y, la Teoría de la Atribución (Weiner) explica cómo las personas interpretan las causas de las conductas y las consecuencias que tienen. Según esta teoría existen tres dimensiones que explican cómo se realizan las atribuciones:

  1. La localización de la causa, que puede ser interna o externa. La localización interna achaca las causas de los acontecimientos a nuestras propias actuaciones. Por ejemplo, me he esforzado poco en el partido y lo hemos perdido. Por el contrario, la localización externa atribuye las causas de los acontecimientos a las actuaciones de los demás. Por ejemplo, no hemos ganado el partido porque el árbitro nos perjudicó. Frecuentemente tendemos a atribuir los éxitos de otros y nuestros propios fallos a factores externos y nuestros propios éxitos y los fallos de los demás a factores internos.
  2. La estabilidad de los factores, que pueden ser estables o inestables. Los factores estables no pueden ser cambiados por el jugador ya que no dependen de él. Por ejemplo, perdemos porque somos muy malos y por mucho que entrenemos lo seguiremos siendo. Éste tipo de atribución es la que hace que los jugadores piensen que por mucho que se esfuercen no conseguirán buenos resultados porque no tienen la habilidad necesaria para ello. En cambio, los factores inestables sí que se pueden cambiar. Por ejemplo el día del partido estaba muy cansado y es la causa de que no me esforzara. Estar cansado es un factor inestable ya que no siempre aparece y puede modificarse.
  3. La capacidad de control, que puede ser controlable o incontrolable. Son controlables cuando el jugador tiene la capacidad de modificarlos. Por ejemplo, si considera que el partido lo perdió porque no utilizó las botas adecuadas, es un factor que puede controlar y cambiar. Son Incontrolables cuando son causas que el jugador considera que no puede controlar, ha perdido el partido porque justo en ese momento le entró fiebre muy alta y eso le impidió jugar correctamente. La capacidad de control hace que las personas se valoren positivamente y crean ser capaces de dominar los sucesos.

La suerte solo tiene un papel fundamental en los juegos de azar. Cuando encadenemos una serie de malos resultados hagamos un poco de autocrítica, veamos en qué hemos fallado e intentemos no cometer los mismos errores en el futuro. Tampoco hay que echar por tierra nuestro trabajo y suponer que nuestros logros se han debido a un golpe de suerte. Lo más seguro es que sean fruto de la dedicación, la constancia, el esfuerzo y a saber aprovechar nuestras oportunidades.